La condena a seis años de prisión al constructor Josep Lluís Núñez i Clemente en el Caso Hacienda genera en mí sentimientos encontrados: por un lado me alegra que, por una vez en este país, se castigue la corrupción. Sin embargo, es de subrayar que una justicia en la que se tardan lustros en dictar sentencia sobre un asunto de tanta relevancia tiene poco de justa. Núñez ha cometido un delito que se me antoja muy común entre el empresariado catalán y español: encontrar funcionarios dispuestos a dejarse sobornar, y hacerlo. En su caso, el delito no ha prescrito, lo que es casi una excepción en España, y tendrá que pagar por él. Del resto de condenados, dos casos mucho menos publicitados pero en mi opinión muy interesantes: el dueño de la inmobiliaria IBUSA y (mueca de extrañeza) el asesor fiscal personal del ex-president Pujol, a quien, que nadie se preocupe, no va a investigar ni Dios, ni por esto, ni por nada.
No diré mucho del Núñez empresario, salvo que nadie que haya hecho fortuna en la construcción en estas tierras la consiguió respetando escrupulosamente la legalidad. Me dicen que sus pisos no acostumbran a caerse, que el trato a sus empleados era bueno, dentro de lo que cabe, y que cuando quería algo no reparaba mucho en medios a la hora de conseguirlo. Luces y sombras. Hay un rasgo de él que admiro, supongo que por rabia proletaria: que llegó a Catalunya sin nada y llegó a ser una de las personas más importantes de este país, lo cual nunca fue plato de gusto para muchos de esos sincojones que han mandado aquí desde siempre, y siguen haciéndolo.
Lo que sí tengo claro es que Josep Lluís Núñez es, con permiso del fundador Hans Gamper, el mejor presidente de la historia del Fútbol Club Barcelona, y que hoy se siguen recogiendo los frutos de lo que durante su gestión se sembró: gestión profesionalizada, enorme incremento económico y patrimonial, La Masía, continuado éxito de las secciones profesionales, aumento significativo del poder del club en los órganos de decisión federativos… en suma, convertir al segundo club de España en uno de los más poderosos del mundo.
Por último, un apunte respecto a otro tema que relaciona barcelonismo y justicia: es de desear que no se necesiten varios lustros para comprobar si Laporta y su banda se llevaron casi 50 millones de euros del Barça y, si así fuera, para que los devuelvan.