Las cifras de paro son alarmantes, incluso estando en plena temporada turística, pero parece que el problema es que aquellos que todavía conservamos el empleo sobramos, al menos mientras sigamos teniendo la costumbre de querer cobrar lo que nos corresponde cada fin de mes. Ah, quienes trabajamos en la Administración sobramos el doble, aunque el número de funcionarios aquí no es superior al de los países europeos más avanzados. Sí lo son la incompetencia, la desidia, la bajísima productividad y el absentismo presencial, de muchos de los funcionarios públicos, y de bastantes de los que no lo son.
La prima de riesgo está por las nubes, como era de prever. ¿O acaso alguien creía que para esa especie de monstruo desconocido al que llaman los mercados, el premio gordo eran Grecia, Portugal o Irlanda? Se trata, o mucho me equivoco, de cargarse el euro, o la propia UE si me apuran, así que mejor dejamos de quejarnos de lo malos que estaban los entremeses, porque ya están sirviendo el primer plato. Ah, como sucedió al principio de este embrollo, el chef que lo ha preparado es yanqui, pero los primeros en catarlo seremos los europeos de segunda.
Iba a cambiar el modelo económico y no sé qué leches, pero la educación sigue siendo un desastre, la inversión en I+D+I ha descendido desde que nos petó la burbujita, y lo lógico será que muchos de los jóvenes con estudios y dominio de idiomas extranjeros que quedan por aquí acaben largándose a trabajar a otros países. Como ocurre desde los años 60: ladrillo (olvidémonos de él, quizá hasta dentro de algunas décadas), turismo, chanchullo, choriceo, enchufe y chapuza. Spain is different. Catalonia, no gaire.
Tenemos familia real parásita, más coches oficiales que EE.UU., 17 televisiones autonómicas públicas, una estatal y mil locales altamente deficitarias, una cultura que vive en gran parte de la subvención, varios gobiernos por cabeza (todos ellos ineficaces; alguno sobrará, supongo), somos líderes en Europa en siniestralidad laboral (lo cual tiene mérito con la poca gente que trabaja), consumo de drogas ilegales y fracaso escolar, quienes no cobran por nómina pagan impuestos irrisorios (y eso si lo hacen) y las únicas empresas potentes del país a escala internacional son bancos o antiguos monopolios estatales, cuyos ejecutivos, por cierto, están notando tanto la crisis como los sobrepagados deportistas de élite que nos encanta traer de todas partes (ni que fuéramos un país rico), sólo para poder hablar de algo en el bar y en la oficina durante el año. ¿Qué sobra? Pues camas en los hospitales, coño. ¿Qué vamos a hacer, o ya hemos hecho en algunos virreinatos? Echar a la seudoizquierda del poder para volver a poner a la derecha de siempre. Eso sí, hacemos unos trenes de alta velocidad que no coge nadie, y unos aeropuertos sin aviones de la hostia. Tendrían que rescatarnos, sí. De nosotros mismos.