Mañana pasa por Barcelona la presunta gira de despedida de Judas Priest. Digo presunta porque se oye por ahí que Halford y los suyos están preparando nuevo material, y a los rockeros, ya se sabe, les cuesta morir.
Aunque el grupo británico inició su andadura discográfica a mediados de la década de los 70, y discos de esa época como Stained class o Killing Machine tuvieron bastante repercusión, el ingreso de Judas Priest en la primera división del negocio musical en calidad de grupo abanderado de la New Wave of British Heavy Metal se produjo en 1980 con la publicación del álbum British Steel, que contenía clásicos de la banda (y del género) como Breaking the law, Living after midnight o Metal Gods (sí, para entonces ya iban cortos de modestia). Con el gran éxito de este disco, y la eclosión de otras bandas británicas como Iron Maiden, Motörhead o Saxon (las dos últimas, por cierto, acompañan a los Judas en esta gira), se inició la década prodigiosa del heavy metal. Con una estética que bebía directamente del mundo gay y del sadomasoquismo, que ellos impusieron como canónica en un género tan poco valorado por la crítica musical como amado por sus muchos y fidelísimos fans, Judas Priest tenía todos los argumentos (la potente voz de Rob Halford, los riffs y largos solos de Glenn Tipton y K.K. Downing, gran habilidad en la creación y recreación de la épica metálica) para ser una de las piedras angulares del heavy metal, y a fe que lo consiguieron.
Tras publicar en 1981 el irregular Point of entry, al año siguiente la banda británica lanza al mercado Screaming for vengeance, sin duda uno de sus mejores álbums, imprescindible en la discoteca de cualquier heavy que se precie. Dos años después el grupo demuestra que sigue en un gran momento con Defenders of the faith, que por cierto fue la primera cassette original que se compró quien esto escribe. Estos álbumes contienen varios de los mejores y más conocidos temas de la banda, como You´ve got another thing comin´, Electric eye, Freewheel burning o The sentinel.
El éxito de bandas rockeras americanas que utilizaban sintetizadores en sus discos, como Van Halen o ZZ Top, así como el deseo de ampliar horizontes musicales (y quizá de diferenciarse de los grupos de thrash metal, que empezaban a preparar el cambio de guardia en el heavy) llevó a Judas Priest a componer Turbo, su disco más arriesgado. Concebido al principio como un álbum doble que iba a llamarse Twin Turbo y finalmente publicado como álbum sencillo en 1986, Turbo une a la ortodoxia metálica propia del grupo sintetizadores, estribillos comerciales y mucho trabajo de estudio para crear un sonido casi perfecto, en el que la batería de Dave Holland también tenía mucho que ver. El álbum fue un éxito, pero generó la suficiente controversia entre los musicalmente muy conservadores seguidores del heavy metal como para que el grupo no reincidiera en la propuesta y volviera en sus siguientes discos al sonido de los anteriores. Sin olvidar temas tan potentes como Turbo Lover y Locked in, o tan pegadizos como Private property o Parental guidance, Turbo contiene el que para mí es el mejor tema creado por Judas Priest en toda su trayectoria, Out in the cold.
Con temas no publicados en su anterior álbum y otros nuevos, el grupo publica en 1988 Ram it down, que supone una vuelta a su sonido más característico pero que en cambio no logra el éxito de sus tres discos anteriores. Sí lo hace el siguiente disco, Painkiller, uno de los más alabados del grupo y, artísticamente, su canto del cisne. Después, la marcha de Rob Halford, siete años sin publicar nuevo material de estudio y la decadencia del heavy metal clásico en la década de los 90 colocaron al grupo en un segundo plano al que no estaba acostumbrado. Halford regresó en 2003, y el grupo ha publicado nuevo material de estudio y hecho nuevas giras, ayudado por el viento a favor de esta década de revival ochentero, pero lo que había que hacer, para lo bueno y para lo malo, ya estaba hecho. La lástima, para los fans del grupo que acudirán sin duda al concierto de mañana, es que no podrán ver a K.K. Downing, que recientemente ha dejado la banda, con lo cual ya sólo Tipton y el bajista Ian Hill han participado en todos los discos y giras hechos por este grupo fundamental para entender el heavy metal.