Detrás de este pomposo título (que, aunque lo parezca, no es un slogan del Partido Popular) no se esconde ninguna fórmula mágica, sino la constatación de un hecho muy triste: que este país mejorará mucho el día que consigamos que haya un cerebro dentro de cada cráneo. Dos noticias de actualidad me hacen pensar que ese objetivo queda aún lejano: la primera, el follón que se ha montado por la presunta decapitación del cantante Dani Martín en El Hormiguero. No soy fan de Pablo Motos, pero me parece muy triste que alguien se tenga que disculpar por un hecho contra el que poco puede hacer: que la mayoría de la humanidad es gilipollas. En el caso de los fans de Martín, parece que la mayoría es absoluta, rozando la unanimidad.
El segundo caso de cráneo sin cerebro que quiero tratar hoy es más grave que el anterior: el presidente de Mango (nombre ideal para una empresa española, por cierto), Isak Andric, ha dicho: «La época de los derechos se ha acabado. Ahora hay que pagar la fiesta». Imagino que el individuo se refiere a los derechos de los demás, olvidando quizá que muchos de esos «demás» son quienes le mantienen en la opulencia y quienes podrían hacer que acabara sus días buscando desperdicios en los contenedores de basura, cosa que por desgracia no ocurrirá porque (creo que ya lo dije) la mayoría de la humanidad es gilipollas. Me pregunto también: ¿Dónde y cuándo fue la fiesta? Porque yo, ni me enteré. En cambio, la resaca sí la voy padeciendo…
Don Alfredo,
Estoy hasta los mismísimos cojones de escuchar a la gente que hasta ahora estábamos muy bien acostumbrados y que todo nos caía del cielo. Si pudiera hacerlo (espero que llegue ese momento) cosería la boca de esos individuos que quizás si estaban bien acostumbrados y, ahora, aunque con los bolsillos igua de rebosantes de billetes, están malacostubrándose a llamar a la gente «malacostumbrada».
Creo que, de seguir así, esto solamente puede desembocar en actos salvajes (con lo contentos que ahora estaban todos si ETA). Considero necesario YA un grupo realmente contundente que actue en contra de estos bocazas. Y cuando digo de manera contundente, no descarto absolutamente NADA. No se merecen menos…
Asunto complicado. Se puede hacer mucho daño a los malos de esta película sin utilizar la violencia, si bien ésta acostumbra a ser un elemento necesario para que en una sociedad o un país se produzcan cambios importantes. Utilizando exclusivamente medios pacíficos es casi imposible conseguirlo, la Historia es muy terca en eso. Utilizar una violencia injustificada o desproporcionada es contraproducente y favorece a aquellos a quienes se combate. En todo caso, lo que me parece imprescindible es que la España del tocho, el fraude fiscal masivo, la farlopa, las putas caras y la lengua demasiado larga empiece a sentir miedo, porque el miedo suele hacer que las personas (incluso los negreros) se vuelvan más razonables. Cómo conseguir eso es tema largo y complejo. Lo que tengo claro es que, vistas las cifras del paro, los crecientes recortes en prestaciones y derechos a los de siempre y las malas perspectivas a corto plazo, o las cosas cambian rápido y para bien, o aquí se puede liar parda en no demasiados años.