Envío desde mi humilde blog un mensaje de solidaridad a Don Iñaki Urdangarin, falsamente acusado por la carroña subversiva de haberse llevado unos milloncejos por la patilla. Mucha envidia es lo que hay. En todo caso, lo único que ha hecho el deportista mozarrón del Norte-Nordeste (que bien nos lo hemos comido por acá, bodorrio incluido) es lo que hubiera querido para sí un servidor: jugar en el Barça (aunque sea de balonmano), pegar un braguetazo para no dar un palo al agua hasta la incineración, e hincharse de pasta a costa de la plebe. Tener que casarse con una infanta es la ineludible penitencia por tanta felicidad, ahora puesta en entredicho por un juez maliciosillo. Lo dicho, Iñaki, eres un español ejemplar y estamos contigo.