Hace no demasiados años, encontrar bares en Barcelona en los que poder degustar una buena cerveza belga no era tarea sencilla. En estos tiempos no escasean los locales de muy distinto pelaje en los que puedes tomarte una Chimay, una Val Dieu Triple o una Rochefort 8 disfrutándola como es debido. Uno de ellos, y uno de mis favoritos, es La Abadía, situado en la calle Rosselló (entre Enric Granados y Aribau). En este espacioso, limpio y acogedor local disponen de un amplio abanico de cervezas de importación, preferentemente (pero no sólo) belgas, y ésa es una de las cosas que aún hoy me motivan para salir de casa y entrar en un bar. La clientela es variopinta, aunque, en especial los fines de semana (no en vano el local se halla en una zona de bastante ajetreo nocturno), preferentemente joven y, cosa que uno agradece entre tanto abrevadero cutre para guiris, autóctona. Además, alguna de las cervezas de barril es excelente (por ejemplo, la eslovaca Master), también disponen de algunas de las mejores ginebras del mercado y (uno es muy puntilloso para estas cosas) la música de ambiente es, cuando no buena, soportable. En fin, que también en la Esquerra del Eixample existen refugios para cerveceros acérrimos, y que dure.