Por si no lo saben, Charlie Hebdo es una publicación satírica francesa. En su último número, que han titulado Sharia Hebdo, colocaron en portada una caricatura del profeta Mahoma, a quien han nombrado redactor jefe de la revista para mostrar su alegría (que comparto, quede claro) por la victoria islamista en las elecciones tunecinas. La respuesta de los defensores de la paz, la concordia, la libertad de expresión y la tolerancia consistió, primero, en un ataque informático contra la web de la revista, en cuya página colocaron una imagen de La Meca y un vomitivo mensaje que decía algo así como: «No hay más Dios que Alá». No contentos con eso, anoche lanzaron un cóctel Molotov contra la redacción de la revista, provocando graves daños materiales y, supongo que lastimosamente para ellos, ninguna víctima mortal. Ante hechos de este calibre uno puede mirar hacia otro lado, lo que le convierte en cómplice. Yo no quiero serlo, y pienso que la escoria fundamentalista ha de ser erradicada de Europa antes de que ella haga lo mismo con nosotros e imponga su credo de violencia e ignorancia, como ha hecho en muchas naciones y está haciendo hoy en otras. Sé positivamente que no todos los musulmanes pertenecen a esa calaña. Me refiero a quienes, estando entre nosotros, utilizan sus energías para destruirnos. No son pocos, y han de ser combatidos (por los musulmanes que no son de su cuerda y por todos los demás), igual que se combate un virus.