Después de unos días de intriga, ayer Mariano cogió su tijera y, en boca de su vicepresidenta, anunció sus primeros recortes. Después del lamentable último año y medio de gobierno socialista, y del asalto a mano armada que venimos padeciendo en Catalunya desde el regreso al poder de los de siempre, casi diría que el tijeretazo pepero ha resultado menor de lo esperado. Es evidente que se continúa por el mal camino, pues estos recortes traerán a corto plazo más paro y menor consumo. Por otra parte, no aparecen por ningún lado las imprescindibles medidas de lucha contra el fraude fiscal, la investigación y la innovación, el tan traído cambio en el modelo productivo, no parecen preocuparle ya a nadie, y los estímulos para incrementar la actividad económica, el crédito y la productividad brillan por su ausencia. No obstante, y ya puestos, hay menos sinvergonzonería (o más miedo a una explosión del creciente descontento social) en incrementar el IRPF que en hacerlo con el IVA, y los recortes en RTVE o en las asignaciones a partidos políticos, organizaciones empresariales y sindicatos son de puro sentido común, aunque, como era de esperar, la derecha blanda se queda cortísima en eso de socializar el sacrificio.
No cantemos victoria, sin embargo: con su simpática vocecita y esa cara de no haber roto nunca un plato (ni ninguna otra cosa), la vicepresidenta Sáenz de Santamaría dijo que estas medidas eran «el inicio del inicio» de las que se han de adoptar. Vamos, que de ser más castiza y más sincera, podría haber dicho: «Os váis a cagar», que es lo que en el fondo quiso decir. Una vez pasen las elecciones andaluzas, ya nos iremos conociendo todos un poco mejor.