Resulta que el impago de un dinero (legitimísimo, no cabe duda) que debía invertirse en infraestructuras deriva en impagos a funcionarios y proveedores. Curioso, por la aparentemente nula relación entre dinero para infraestructuras y gastos de personal, que uno, en su ignorancia, imagina que van en otra partida distinta del presupuesto. Esto, el día después de que la plaza de Sant Jaume se te llene de funcionarios protestones que se dedican mayormente a pasar la tarde insultando a tu madre. Curioso, otra vez. Lo que ya no lo es tanto es que, como has dicho que te vas a pasar el objetivo de déficit por el forro, no puedas esperar que nadie vaya a concederte un crédito puente para salir del paso y que el cobrador del frac no te persiga por la calle. Añoro aquellos tiempos en los que uno podía elegir entre ser gobernado por un tonto o por un hijo de puta. Ahora, los tenemos a ambos.