Hoy ha dado comienzo el Mobile World Congress en Barcelona, hecho que deja indiferente a la mayoría de habitantes de la ciudad y ha provocado amplias sonrisas en los responsables de locales de restauración y ocio nocturno, boutiques fashion y, cómo no, selectos lugares de puterío. Bien, si va a servir para que todos ellos dejen de llorar un poco y repartan algo, bienvenido sea el evento. Total, pocos lugareños están para visitar esos lugares en días laborables (o de los otros). Bienvenida sea también la desconvocatoria de las huelgas previstas en los transportes públicos, pues beneficia a aquellos que los utilizamos para ir a currar y movernos por una ciudad en tiempos rebelde e industriosa, y hoy convertida en una mezcla entre Manhattan y Lloret de Mar más bien poco edificante.