Lo más destacable de los Primeros Presupuestos Marianos es la amnistía fiscal concedida a los defraudadores fiscales. Exigir (que no pedir) sacrificios a los que menos tienen, indultar a corruptos y amnistiar a la escoria del país, a aquellos que con sus maniobras fraudulentas de evasión fiscal, unidas a la ineficacia o la connivencia de la Administración, sitúan a España en la cola de Europa en cuanto a servicios sociales, sí es incitar a la violencia, por mucho que nos vendan la moto de los 2.500 millones de euros que se espera recaudar (renunciando a 22. 500 millones que son de todos nosotros, no de los hijos de la grandísima puta que nos los han estafado, y a las sanciones que están estipuladas para estos hechos). Dicen que a cada cerdo le llega su San Martín, pero creo que, en este país, ya no nos va a bastar sólo con un día.