Se las prometían muy felices los del despido a veinte días y que el fraude fiscal lo destape Rita la Cantaora ante la doble cita electoral de ayer en las comunidades de Andalucía y Asturias. Su gozo en un pozo, parece que los despidos gratis no salen gratis a quien los promulga, aunque eso signifique tragar con la seudoizquierda y los fondos de reptiles. La no consecución de la mayoría absoluta que los sondeos otorgaban al PP en Andalucía es también un fracaso personal de Javier Arenas, que utilizó la táctica Rajoy (esperar sentado que vayan cayendo los votos del desencanto socialista), no hizo propuesta alguna, eludió los debates y no supo ver que las medidas del gobierno de su partido en Moncloa exigían bajar a la arena para obtener la mayoría y llegar a ocupar el Palacio de San Telmo. En fin, otra vez será. O no, al menos para Arenas, cuya etapa en la primera línea política acabó anoche. Lo mejor, que IU duplica sus resultados y puede servir de freno al cortijo socialista.
Lo de Asturias es más de sainete. La rabieta de Álvarez Cascos convocando unas elecciones que nadie quería le hicieron perder tres escaños y dejar el galimatías parlamentario que hace casi ingobernable la Comunidad tal y como estaba. El PSOE consigue ser la fuerza más votada, IU sube moderadamente, UPyD logra un diputado y el PP, con una candidata imposible, no consigue arañar ni uno de los escaños que Cascos se dejó por el camino y vuelve a verse obligado a un pacto con su escisión, y en inferioridad de condiciones. De traca.
Lo peor de todo es que ya ha pasado la excusa electoral, el viernes llegan los Presupuestos Generales del Estado que se nos han ido ocultando hasta ahora, y entre los paganos de la crisis se masca la tragedia.