Más allá del populismo, de la oportunidad o de las posibles represalias, hay un hecho incuestionable respecto a la expropiación de las acciones de Repsol en YPF llevada a cabo por el Estado argentino: que una nación está en su derecho de gestionar sus propios recursos, sean energéticos o de cualquier otro tipo, en su propio beneficio y no en el de intereses extranjeros. Claro que Argentina, Estado claramente fallido y con unos elevados índices de corrupción, se ha atrevido sólo con quien ha podido, es decir, con un país también bastante fallido y corrupto llamado España, y que para sus ciudadanos no va a haber otro cambio visible que el de la nacionalidad de sus oligarcas. Pero están en su derecho de hundirse como ellos elijan, siempre que luego también se apañen ellos solitos.El papel del Gobierno español en todo este asunto, por cierto, no puede ser más patético.
Ah, espero no haber escrito nada que haya ofendido a los muy democráticos guardianes de la pureza en internet. Un saludo, cabrones, y seguid leyendo. Igual aprendéis algo.