En plena temporada primavera-verano, TV3 se ha sacado de la manga una Maratón contra la pobreza con el muy noble fin de recaudar fondos para las organizaciones que luchan contra la exclusión social. El tema es que los que cobramos por nómina ya dedicamos una parte sustancial de ella a la lucha contra la pobreza, y me parece que iniciativas como la que nos ocupa contribuyen más a eternizar las desigualdades que a combatirlas. La caridad humilla y envilece, y es todo lo contrario a una solución de futuro, además de un intento bastante inmoral de trasladar la responsabilidad de las injusticias a quienes no son ni de lejos sus causantes. Luego podemos darnos todos palmaditas en la espalda y presumir de lo solidarios que somos, pero de hipocresía no se vive. Y de paños calientes, menos.