Confieso que nunca me gustó el pacto PSE-PP que llevó a Patxi López a la Lehendakaritza, pese a que tanto él como Basagoiti me merecen más respeto que gran parte de sus respectivos compañeros de partido. De ese pacto salió un gobierno contranatura que, unos años después, vive sus últimos días por pura conveniencia electoral de los dos partidos mayoritarios españoles, quienes, sabedores de que cada vez son mayores las antipatías que despiertan, y de que en Euskadi sí hay otra gente a la que votar y que sirva para algo, han decidido escenificar una ruptura digna de una canción de Pimpinela… que a uno se le antoja programada desde hace tiempo. Es muy probable, imagino que piensan quienes se encargan de estas cosas, que si volvemos a la ideología, nos redisfrazamos de Capuletos y Montescos y españolizamos la campaña, la previsible sangría de votos sea menor de lo que ahora se prevé. Puro teatro. Política miope, la misma que nos ha hundido en la mierda actual. Mal intento, que no debería colarle a nadie, pero nunca se sabe, que la propaganda es mucha, y el nivel general bastante escaso.