La final de la Liga ACB nos ha ofrecido sus dos primeros capítulos, a cual más interesante y competido. Tras unas semifinales en las que el Real Madrid vio de cerca la eliminación frente al Caja Laboral, y el Barcelona siguió sin superar las dudas que generan el pobre estado físico de varias de sus figuras y el mal rendimiento de gran parte de sus actores secundarios, ambos equipos han ofrecido dos espectáculos baloncestísticos de primer orden en el Palau Blaugrana. El primero fue dominado, a ratos de forma aplastante, por el equipo blanco, frente a un Barça que dependió casi en exclusiva de la producción de tres jugadores fantásticos (Navarro, Lorbek y Mickeal), y en el que la mitad del plantel fue más un lastre que otra cosa. El Madrid, apoyado en la inspiración de un Sergio Rodríguez que está dando su mejor versión en estos playoffs, en los letales tiros exteriores de Carroll y en la calidad en la pintura de Ante Tomic, tuvo el partido ganado y lo perdió por culpa de un atasco ofensivo tremendo en los últimos minutos, y por el ya famoso triple a la remanguillé de un Marcelinho Huertas que pasó de villano a héroe en apenas un segundo. Duro golpe para el Madrid, que fue mejor y perdió de la forma más increíble.
El segundo partido, jugado anoche, fue igualadísimo en sus dos primeros cuartos, que fueron de muchísima calidad. En el tercero, un Barcelona pletórico en defensa y apoyado en el enésimo partidazo de Lorbek consiguió alcanzar una ventaja de nueve puntos, que en el último período fue reducida a cenizas gracias a una espléndida racha en los triples (11/17 fue el porcentaje merengue en este apartado), que inició una vez más Sergio Rodríguez y continuaron Carroll y Mirotic. El Barça no encontró respuestas al aluvión ofensivo de su rival y acabó cediendo el empate en una eliminatoria en la que el Real Madrid, con ventaja de campo, mejores piernas y más jugadores enchufados, tiene el triunfo en su mano. Claro que, teniendo en cuenta que ambos equipos han perdido el partido en el que jugaron mejor, cualquier pronóstico es arriesgado.
Empezó también la Eurocopa de fútbol, torneo en el que España, pese a las bajas de Villa y Puyol, parte como favorita, con Alemania, Holanda, Francia y Rusia como candidatas a disputarle el título a los de Del Bosque. Sólo una de estas selecciones, la rusa, ha iniciado su participación en el torneo. Lo hizo anoche, con una goleada por 4-1 ante una blanda República Checa. El equipo de Advocaat demostró que tiene grandes delanteros, un contragolpe letal y dudas en dos aspectos clave: el psicológico y el defensivo. No obstante, la selección rusa me parece un equipo que, si tiene un buen día y le dejan jugar como le gusta, puede derrotar a cualquiera. En el partido inaugural, Polonia y Grecia, dos selecciones de escaso nivel futbolístico, empataron a un gol y sufrieron (en especial los griegos) el nefasto arbitraje del español Velasco Carballo. Veremos qué da de sí un torneo que muchos de sus participantes afrontan con importantes bajas.
Mañana en París se producirá un hecho inédito en la historia del tenis: dos tenistas se habrán enfrentado en las finales de los cuatro grandes. Son, cómo no, el serbio y número 1 mundial Novak Djokovic, que llega a la final tras haber estado al borde de la eliminación en octavos y en cuartos, y el español Rafael Nadal, claro favorito en su superficie predilecta, y arrasador en las rondas previas. No parece que vaya a ocurrir, pero Djokovic podría ganar en París su cuarto torneo de Grand Slam consecutivo, logro sólo al alcance de los elegidos. Antes, será interesante ver si la bella Maria Sharapova, flamante número 1 mundial del ránking femenino, consigue su primer título en Roland Garros.