FALLING DOWN. 1993. 113´. Color.
Dirección : Joel Schumacher; Guión: Ebbe Roe Smith; Director de fotografía: Andrzej Bartkowiak; Montaje: Paul Hirsch; Música: James Newton Howard; Diseño de producción: Barbara Ling; Dirección artística: Larry Fulton; Producción: Timothy Harris, Herschel Weingrod y Arnold Kopelson, para Warner Bros. (EE.UU.).
Intérpretes: Michael Douglas (D-Fens); Robert Duvall (Prendergast); Barbara Hershey (Beth); Rachel Ticotin (Sandra); Frederic Forrest (Tendero nazi); Tuesday Weld (Mrs. Prendergast); Lois Smith (Madre de D-Fens); Raymond J. Barry (Capitán Yardley); D.W. Moffett (Detective Lydecker); Benjamin Mouton, Michael Paul Chan, Karina Arroyave, Dedee Pfeiffer.
Sinopsis: D-Fens era un hombre casado, con una hija y un empleo para la industria militar. Lo perdió todo, y también la cabeza. El día del cumpleaños de su hija, abandona su coche en mitad de un atasco y su propio caos interior explotará al contacto con el caos aún mayor que uno puede encontrarse cada día en un ciudad como Los Ángeles. Prendergast, un policía a punto de jubilarse, seguirá sus pasos.
Si se unen la podredumbre de la vida cotidiana en una gran ciudad y la rabia de un individuo a quien ya nada importa, el cóctel es explosivo. Un día de furia es el retrato del enfrentamiento de un hombre que ha perdido el equilibrio mental frente al sinfín de desequilibrados, imbéciles y demás accidentes con los que uno puede toparse durante una travesía urbana: tenderos estafadores, pandillas callejeras, encargados de hamburgueserías dueños de una estupidez tan grande como su falsa sonrisa, tenderos nazis, viejos millonarios que juegan al golf ajenos a la mierda que casi nunca llega a traspasar su burbuja, cirujanos plásticos para quienes la Tierra es el Paraíso… D-Fens hizo todo lo que le dijeron que hiciera, pero algo en su cabeza no funcionaba del todo bien. Seguía interpretando su papel, pese a todo, pero su feliz vida de buen americano medio empezó a resquebrajarse: primero lo hizo su matrimonio, que terminó en un divorcio nada amistoso, con orden de alejamiento incluida; más tarde perdió su empleo en una empresa armamentística. Y un día, en mitad de un atasco, perdió la poca cordura que le quedaba. Abandona su coche y se dirige a casa de su ex mujer para ver a su hija en el día de su cumpleaños; por el camino, la pesadilla cotidiana («son las pequeñas cosas las que de verdad pueden volver loco a un hombre», escribió Bukowski) hará que D-Fens saque a pasear sus demonios y dé rienda suelta al fascista que todos llevamos dentro. Esta película es la crónica de lo que supone volverse loco en un mundo que lo está desde hace mucho tiempo. Y es una buena crónica.
Especie de versión psicótica de La Odisea, Un día de furia es a veces excesiva, a veces inverosímil (que las balas de los pandilleros hispanos sieguen de raíz unas cuantas vidas, pero ni siquiera rocen a su destinatario, es cuanto menos chirriante; tampoco la escena en la tienda de ropa militar resulta demasiado creíble, pese a su interés) y a veces efectista, pero otras muchas veces disecciona con precisión quirúrgica varios de los males que asolan a nuestra enferma civilización. Más vale que mantengas el control, porque si lo pierdes, la cantidad de idiotas, delincuentes, aprovechados, estafadores de toda especie y fanáticos que puedes encontrarte en tu camino te van a obligar a tragar mucha bilis. Puede que incluso alguno de ellos te mate si le plantas cara. Pero a D-Fens esto ya no le afecta: la sociedad le ha dejado tirado, ha atravesado el punto de no retorno, y ya no pueden hacerle más daño que el que ya se ha hecho a sí mismo. Su idílica existencia de comedia familiar ñoña se hizo añicos hace tiempo. Y esos añicos también pueden dañar a mucha gente. Su perseguidor, Prendergast, es un buen policía y un buen hombre, que soporta el desdén de casi todos sus compañeros y jefes, y los ataques histéricos de su esposa, con soberano estoicismo y media sonrisa. En cierto modo, D-Fens le ayudará a liberarse, y a demostrarle a todo el mundo que ser bueno no es sinónimo de ser gilipollas.
Un día de furia es, muy posiblemente, la mejor película de la carrera de Joel Schumacher, un cineasta muchas veces sonreído por el éxito de taquilla, y muy dado a dirigir mediocridades. Aquí, pone su indudable oficio (del que tiene cierta tendencia a abusar en el aspecto visual) al servicio de una historia con peso, y no sólo no la estropea, sino que le da un ritmo envidiable. La película puede gustar más o menos, pero jamás aburre. La factura técnica tiene la calidad de un buen producto hollywoodiense, y el reparto raya a buena altura: Michael Douglas, actor más que correcto si uno olvida quién es su padre, ofrece aquí la que tal vez sea su mejor interpretación en el cine. Su D-Fens, tan educado y a la vez tan desbocado como los buenos psicópatas del celuloide, puede inspirar miedo y despertar la compasión del espectador en una misma escena. Y qué decir del siempre excelente Robert Duvall, un actor cuya sola presencia en el reparto de un film indica que éste, al menos, ya tiene una cosa buena. Del resto del elenco de actores, destacar la intervención de un desatado Frederic Forrest en un papel breve pero muy interesante, así como la siempre estimulante presencia de Barbara Hershey en el papel de la ex-esposa del protagonista.
Resumiendo: una película bien hecha, que entretiene, hace reflexionar y tiene el siempre destacable don de no dejar a nadie indiferente.
Buena película, si señor, me acuerdo cuando la vi en el cine hace muchos años en plena adolescencia, y fue como un zarpazo, un buen golpe en nuestras conciencia adormecidas, refrescante película sin duda, con un Michael Douglas, que se convertió en uno de mis actores fetiche a partir de dicho film, error mio porque el tio no da para mucho, pero que en este film le va como anillo al dedo, cosa que también le pasaría en Time. En fin un film refrescante, en su dia recibió muy malas críticas, lo que no entendí, supongo porque no era muy trascendente, pero y qué, lo que era, era punk, lástima de un final un poco penoso y comercial que lastró un poco el mensaje do it yourself de una película joven y de juventud.
Yo la vi en el único cine que quedaba en Santa Coloma cuando la estrenaron, y ya entonces me pareció una peli interesante y valiente. El tiempo no la ha perjudicado, casi diría lo contrario.