Llega la hora de que desde las más altas instancias europeas se coja el toro español por los cuernos y se dictamine el cese inmediato del Gobierno y su sustitución por un gabinete técnico que lleve un poco menos mal los destinos del país hasta las siguientes elecciones. Dobles o incluso triples discursos, continua improvisación, aplicación tardía, cuando no errónea, de los ya de por sí erróneos dictados alemanes, política de comunicación escasa y casi siempre contradictoria y embustera, apoyo nada disimulado a quienes tratan de aniquilar los servicios públicos para hacerse con el pastel, ensañamiento con los débiles y genuflexión frente a los poderosos, leyes y decretos hechos a la medida de estafadores y corruptos, protección del fraude fiscal, ninguneo del Parlamento, intentos burdos y dictatoriales de control absoluto de los medios de comunicación audiovisual, imagen penosa en el exterior… ¿sigo? Creo que no hace falta. Que nos gobiernen otros, que estos no saben y lo disimulan fatal. Por cierto, gran parte de los gobiernos autonómicos, por ejemplo el de Catalunya, deberían correr la misma suerte porque no son mucho mejores que los negados de Moncloa.