Se conoce que Alemania añora los tiempos en los que poseía colonias en África, y nos ha elegido a nosotros, que les pillamos más cerca. Sea como sea, la factura del rescate a la banca (sí, ése que algún cerdo mentiroso dijo que nos iba a salir gratis) empieza a pagarse en forma de intervención. Su precio es el hundimiento definitivo del país en el mismo pozo en que se encuentran Irlanda, Portugal y Grecia. Como empleado público, sólo puedo decir que la supresión de la paga de Navidad que nos ha regalado hoy el cerdo mentiroso antes aludido no es más que desvestir a un santo para vestir a otro, porque el Gobierno podrá ahorrarse cuatro mil millones de euros, pero esa misma cantidad es la que van a dejar de ingresar hoteleros, restauradores, comerciantes, y un largo etcétera de profesionales, es decir, que se ahorra en déficit público a costa de deprimir aún más la ya asfixiada economía real (situación que, por cierto, está provocando una caída de los ingresos públicos que impedirá que los números cuadren por mucho que se recorte). A esto contribuirá también, y mucho, la subida del IVA, mil veces negada por los mismos que la han implantado porque, de haberse negado al aumento, los primeros 30.000 millones para el rescate a la banca jamás llegarían a las manos de un gobierno que, decididamente, sobra, pues sus miembros son las marionetas más caras de la historia. Así que, ya que estamos gobernados por poderes no democráticos, por lo menos podrían sacarnos de encima a los cenutrios a quienes votamos. Cenutrios, o algo peor, pues es de simple hijoputismo integral justificar la subida del IVA por el numeroso fraude existente (¿es que antes no lo había? ¿es que no han sido ellos quienes han aprobado una vergonzante y obscena amnistía fiscal para los macrodefraudadores? ¿subir un tributo disminuye el fraude, o más bien apalea a quien no lo comete?), abstenerse de adoptar medida alguna para combatir el fraude fiscal o aumentar la carga impositiva de los más ricos y, sobre todo, decir que se recorta el subsidio de desempleo para que los parados busquen trabajo más activamente. Me da vergüenza que alguien pueda decir eso en el Parlamento y coger después su coche oficial sin que nadie le parta la cara por el camino. Hay que rebelarse, buscar alternativas (que las hay) de una vez y tomar la calle, como ya han hecho los mineros. O eso, o (y cada vez estamos más cerca) Grecia.
Sinceramente, a lo mejor no estamos peor ke Grecia, pero no creo que estemos mejor. Epaña es una caricatura de país y sin expectativas de cambio, yo creo que la independencia seria una cosa buena para todos, españoles y catalanes
Con todo el respeto para mis amigos independentistas, creo que éste es un debate para ayer. España, y todo lo que hoy contiene, ha cedido la soberanía que tan mal ha empleado, y quien quiera tener la suya propia va a tener que pedirla no en Madrid, sino algo más lejos, en Bruselas y Berlín. Para mí, hoy el debate es decidir qué vamos a hacer para que los poderosos (los de Barcelona y Madrid, que en eso van todos juntitos, sólo hay que ver quiénes fueron, por ejemplo, al funeral de la esposa de Florentino Pérez) no nos acaben de joder la existencia, si es que pensamos hacer algo. Aquí el problema real no está entre territorios, sino entre clases. Y, la verdad, una Catalunya independiente gobernada por los ladrones de CiU no supone ninguna mejora respecto a lo que padecemos hoy y, lo que es yo, no la quiero para nada. A mí me da igual que los que me jodan se apelliden Rajoy, Mas, Fernández o Puigdemunt, lo importante es que dejen de joderme. A mí, y a todos los puteados ibéricos, que somos millones y deberíamos hacer algo útil más pronto que tarde. Y la senyera y la rojigualda me producen la misma absoluta indiferencia, o algo peor.