Aplaudo con firmeza la decisión del gobierno ecuatoriano de conceder asilo diplomático a Julian Assange, cuya situación judicial se me antoja una farsa, aunque me gustaría que en el país presidido por Rafael Correa se defendiera con igual intensidad la libertad de prensa de los propios medios informativos ecuatorianos.
Vistos los informes médicos, parece claro que hay que excarcelar al carcelero de Ortega Lara, aunque seguramente no lo merezca. Lo demás, sobra, y me indigna la instrumentalización de víctimas del terrorismo y presos etarras por parte de gentes con muy poquitos escrúpulos.
Me uno al clamor: la condena al grupo ruso de punk Pussy Riot es una agresión en toda regla a las libertades civiles. Ahora, Putin les concederá el indulto (después de un tiempo de cárcel para enfriar el ambiente y frenar el efecto contagio) y encima se venderá como un tipo magnánimo. La situación creada, el proceso y la sentencia son asquerosas, sin paliativos.