Nueva visita al templo del jazz barcelonés, también conocido como Jamboree, en esta ocasión para asistir al concierto del guitarrista francés Marc Fosset, conocido por haber acompañado durante años a uno de los músicos más brillantes y legendarios de la historia del jazz, Stéphane Grappelli. En esta ocasión se presentaba en compañía del siempre elegante pianista Fabio Miano (a quien vi pocos meses atrás, en el mismo escenario, acompañando a Jim Rotondi), y de dos de los músicos más interesantes del panorama jazzístico barcelonés, el contrabajista Ignasi Gonzàlez y el batería Esteve Pi.
Más que tocar, el zurdo Marc Fosset acaricia la guitarra. Su estilo, clásico y delicado, de inspiración obviamente reinhardtiana, te transporta, casi te mece. Su repertorio abarca desde estándares de toda la vida (ya el segundo tema fue una versión up tempo de un clásico intemporal, Lover man), a composiciones propias, e incluso incluye temas cantados con una voz tan delicada como su toque, excepto cuando se permite el guiño humorístico (no fue el único de un artista que, además de calidad, exhibió simpatía) de imitar a Louis Armstrong al final de una por lo demás espléndida versión de What a wonderful world a dúo con Fabio Miano. También hubo otro dúo, con el batería Esteve Pi, que me parece un gran músico en pleno crecimiento, y una versión de uno de mis temas favoritos del jazz, Voyage, que en tantas ocasiones bordó su autor, Kenny Barron, junto a ese otro mito llamado Stan Getz, y muchos aplausos y sonrisas entre el público, y Tangerine en el bis… en definitiva, un gran concierto que, como inevitablemente hace el jazz de calidad, consigue transportarte a lugares donde nada malo te puede ocurrir.
Interpretando Miss Who, en Avignon:
En dúo con Grappelli. Música pura: