SALEM´S LOT.1979.183´. Color.
Dirección: Tobe Hooper; Guión: Paul Monash, basado en la novela de Stephen King; Director de fotografía: Jules Brenner; Montaje: Tom Pryor, Carroll Sax; Música: Harry Sukman; Diseño de producción: Mort Rabinowitz; Decorados: Jerry Adams; Producción: Richard Kobritz, para Warner Bros. Television (EE.UU).
Intérpretes: David Soul (Benjamin Mears); James Mason (Richard K. Straker); Lance Kerwin (Mark Petrie); Bonnie Bedelia (Susan Norton); Lew Ayres (Jason Burke); Julie Cobb (Bonnie Sawyer); Elisha Cook, Jr. (Gordon Comadreja Phillips); George Dzundza (Cully Sawyer); Ed Flanders (Dr. Bill Norton); Clarissa Kaye (Marjorie Glick); Geoffrey Lewis (Mike Ryerson); Barney McFadden (Ned Tibbets); Kenneth McMillan (Sheriff Gillespie); Fred Willard (Larry Crockett); Barbara Babcock, Marie Windsor, Bonnie Bartlett, James Gallery, Reggie Nalder.
Sinopsis: Ben Mears, un escritor criado en Salem´s Lot, vuelve a su pueblo para escribir su tercera novela, que trata sobre la Casa Marsten, un lugar con fama de maldito que acaba de ser comprado por Richard Straker, un distinguido caballero británico que se dedica a las antigüedades, y su misterioso socio, Kurt Barlow.
Lo primero que hay que hacer en esta reseña es pedir perpetuo suplicio para el tipo que tituló Phantasma II a esta película, que nada tiene que ver con la saga de Don Coscarelli ni es la segunda parte de nada, así como para los lumbreras que estrenaron en cine una versión recortada de dos horas. En TVE sí se emitió en su momento la versión íntegra, que es la que ahora comento y la que siempre he visto. Hechos los preámbulos, entraré en materia.
Tras su impactante debut, la carrera de Tobe Hooper no había despegado como se preveía, pero un lustro después de La Matanza de Texas tuvo la suerte de recibir un encargo televisivo de primer nivel: dirigir la adaptación de una exitosa novela de Stephen King, escritor que en aquella época estaba empezando a ser objeto de deseo por parte de los productores, tras el gran éxito cinematográfico de Carrie y con la adaptación de El Resplandor por Stanley Kubrick ya en preparación. King, autor de numerosos, largos y complejos bestsellers adscritos al género de terror, era una garantía de éxito en sí mismo, y la Warner, que finalmente tomó la afortunada decisión de hacer una adaptación televisiva en dos capítulos de hora y media, hecho que permitió al guionista Paul Monash hacer una adaptación muy fiel de la novela, confió en Hooper, que ya había demostrado buenas maneras en eso de dar miedo, y contrató un reparto compuesto por una gran estrella televisiva de la época, varios secundarios de lujo y uno de los mejores actores de todos los tiempos. A priori, el resultado de la suma de todos estos factores tenía que ser un producto de referencia en el género de terror moderno y, desde luego, lo es. Salem´s Lot es una de las mejores películas de vampiros de la historia del cine, aunque sea una miniserie televisiva.
En la historia se dan muchos de los elementos característicos de King (algunos de los cuales, por cierto, autoplagió en novelas como La Tienda, que también dio pie a una interesante película): un tranquilo pueblo de Maine, un escritor, un joven fanático de la magia y las ciencias ocultas, y un misterioso lugar de pasado oscuro que alberga a un personaje tan distinguido como siniestro. En este caso, el escritor, Ben Mears, llega al pueblo para escribir sobre esa casa, que acaba de ser adquirida por Richard Straker, en nombre propio y en el de un socio al que nadie ha visto en el pueblo. Straker es un británico de porte aristocrático y maneras exquisitas que ha venido al pueblo para instalar en él su negocio de antigüedades. Hasta que Mears y Straker entraron en Salem´s Lot, esta pequeña villa era un lugar tranquilo, en el que ocurrían pocas cosas. De pronto, empiezan a desaparecer niños y a aparecer cadáveres, si bien éstos, al cabo de unas horas, dejan de serlo y se convierten en vampiros ávidos de sangre. Straker parece tener mucho que ver en esa epidemia de no muertos que asola Salem´s Lot, y Marsden tendrá que enfrentarse a él, y a su socio Kurt Barlow, en la casa sobre la que se propuso escribir.
Como en La Matanza de Texas, Hooper se toma su tiempo hasta que aparece la sangre, pero ha sabido crear inquietud desde el primer momento. Apoyándose en la multitud de personajes y situaciones que le brinda la novela, traza un relato costumbrista al que, lentamente, van saliéndole colmillos hasta acabar siendo una obra de terror puro en la que la tensión es creciente, nunca dejan de suceder cosas y los minutos pasan volando. Algunas de las subtramas están mejor resueltas que otras (la desaparición definitiva en la historia del matrimonio Sawyer, por ejemplo, no me acaba de convencer, como tampoco la de Comadreja Phillips, o lo que ocurre en la Casa Marsten con Susan Norton), pero el conjunto está a la altura de las mejores películas de vampiros, con homenaje a Nosferatu (entonces de moda gracias al remake del dúo Herzog-Kinski) incluido. Hay tensión a raudales, muy buen uso de los decorados y la música para crearla, y personajes interesantes. El formato televisivo ayuda a que la sanguinolencia sea siempre muy contenida, y la puesta en escena se decanta por el terror a la antigua, a recrear esos miedos de la infancia que nunca acaban de abandonarnos y hoy miramos con ese imprescindible punto de nostalgia.
En cuanto a los actores, decir que hasta la estrella de Starsky & Hutch, David Soul, hace una interpretación convincente, que esa buena y desaprovechada actriz llamada Bonnie Bedelia aparece realmente guapa, que secundarios como Lew Ayres o Geoffrey Lewis ayudan a darle a la historia el empaque que necesita, y que James Mason es Dios. Su interpretación del elegante y siniestro Straker es antológica, todo un ejercicio de maldad, ironía y distinción, y su sola presencia, que es un manual de actuación parlante y andante, justifica el visionado de una obra que, en mi opinión, constituye una de las últimas cumbres del género de terror, el cual ha decaído muchísimo en las últimas décadas víctima del aluvión de remakes y secuelas innecesarios, de los efectos especiales porque sí, y de la hemoglobina y la víscera por lo mismo.
Gracias por la información. No entendía la razón por la que la llaman Phantasma II. Incluso he llegado a ver ambos carteles pertenecientes a este film (PHANTASMA II y EL MISTERIO DE SALEM´S LOT). No confundir, tal y como se cita, con la saga de Don Coscarelli. Gracias, nuevamente, por la información.
De nada. Se intenta que las reseñas de cine aporten elementos de interés tanto para quienes conocen las películas citadas como para aquellos que busquen información sobre ellas. Si esta vez se ha conseguido, lo celebro.