Primera píldora otoñal. Léase con detenimiento si se está acostumbrado a no encontrar lo que se busca.
HOMBRES ARMADOS
Había que llenar una tarde, y decidí que la mejor manera de hacerlo era ir a un cine de reestreno, hoy cerrado por cortesía de quienes han convertido Ciutat Vella en un Port Aventura para turistas. Tras una breve cola, y un algo menos breve repaso a unas caderas que como tantas otras no habría de catar, entré en la sala, busqué una fila vacía y me dispuse a disfrutar del programa doble. Fuera, miles de guiris y aborígenes se disponían a achicharrarse el pellejo entre escaparate y escaparate.
La primera película era interesante. Un médico de buena posición, interpretado por Federico Luppi, descubría la otra cara de su país y de quienes le habían convertido en un privilegiado en plena selva mexicana; eso sí, no me pregunten cómo termina el film, primero porque no soy un destrozafinales, de esos que tanto abundan en la cola de los cines y en las secciones culturales de los periódicos, y sobre todo porque un inesperado acontecimiento me distrajo del todo de aquello que estaba viendo en la pantalla.
A media película alguien se sentó a mi lado, lo cual me molestó porque había varios sitios libres en la misma fila y a un servidor no le entusiasma la proximidad de otros seres de su misma especie, excepto en situaciones muy concretas. Superado el mosqueo, seguí atento a la pantalla hasta que noté que alguien que no era yo estaba acariciándome la pierna. Me giré y, como me temía, mi erotizado vecino de asiento era un hombre (una desconocida jamás me haría una cosa así gratis). Sin decir nada, aparté la pierna y regresé a la película… por poco tiempo. Ahora tocaba mi brazo, acariciándolo desde la mano hasta el codo. Sin aspavientos, retiré el brazo y le dije:
– ¿Por qué no vas al lavabo, te haces una paja y me dejas en paz?
– Excuse me?
Cagada. Encima era guiri, así que recurrí a mis escasos conocimientos de inglés y le susurré:
– Why don´t you just fuck off?
Dio resultado. El tipo me pidió disculpas y cambió de asiento. Pero al cabo de unos diez minutos, en las filas de atrás alguien gritó:
– ¿Qué estás haciendo, maricón de mierda?
Al parecer, el guiri salido había topado con alguien con menos sentido del humor, o del ridículo, que yo. Se encendieron las luces y el hombre huyó abochornado de la sala, con cara de no entender nada.
Cuando por fin acabó la película, salí para fumarme un cigarrillo y vi a mi proyecto de amante bandido sentado en las escaleras. También fumaba, mientras hacía esfuerzos para no llorar. Me miró y me dijo:
– ¿Éste no cine gay?
Entonces lo comprendí todo. A cuatro paradas de metro de allí había otro cine, que se anunciaba en los periódicos y guías turísticas como cine gay, en el que también hacían programas dobles, imagino que para los pocos despistados que irían allí a ver películas. Así que nuestro antihéroe se había equivocado de sala, tal vez porque, aun sabiendo poco español, el título del film que acababan de pasar (Hombres armados) le había parecido suficiente reclamo. Sonriendo, y en spanglish, le indiqué cómo llegar al cine donde habría de recuperar su perdida autoestima, me despedí de él y nos separamos para seguir llenando la tarde, cada uno a nuestra manera.
Buenas de nuevo, don Alfredo.
Tiempo llevaba esperando su medicina. Nunca habría creido que un relato pudiese servir como gas lacrimógeno….
Realmente divertido, don Alfredo.
Hombres armados, hombres amados, hombres sobados.
Que vd siga disfrutando del séptimo arte, y que sus compañeros de butaca sigan disfrutando de vd.
Saludos,
Desde hace tiempo, prefiero disfrutar del séptimo arte en la paz del hogar, ajeno a presencias extrañas, o directamente indeseables, como los palomiteros o los que le van explicando la película al de al lado. Y mientras mis relatos provoquen algo a quienes los lean, sean risas, lágrimas o puro asco, me vale.
Buenas, don Alfredo,
Hace más de un mes que no me deleita con sus píldoras. Llevo todo este tiempo con la boca abierta y los ojos mirando al cielo, a fin de que una de ellas se introduzca en ella.
Por cierto, es mucho más divertido el cielo que la tierra. En él las nubes se mueven, los pájaros vuelan (a veces cagan mientras vuelan) y el sol brilla.
Saludos, mi nunca suficientemente alabado compañero…
Por cierto, don Alfredo,
Al introducir mi anterior comentario he notado que el reloj de su blog está adelantado. Si ello le sirve para comprar el billete de lotería premiado….
Se le saluda. Es cierto lo de las píldoras, he andado muy ocupado últimamente, pero la próxima está al caer. En cuanto a lo del reloj, la verdad es que no me había dado ni cuenta y, por desgracia, para el tema de la lotería el adelanto no me ha resultado de ninguna utilidad.