Anoche acudí a la calurosa sala Apolo para ver y oír el concierto de uno de los nombres clave de la música popular española, Kiko Veneno, cuya nueva gira conmemora el vigésimo aniversario de su mejor y más exitoso disco, Échate un cantecito. La sala presentaba un aspecto excelente, y el público estaba formado en su mayoría por fans veteranos del artista nacido en Figueres, con un sector hooligan bastante nutrido.
El concierto se dividió en dos partes, la primera de las cuales nos trajo la interpretación completa del disco que encumbró comercialmente a Kiko Veneno. Después de un recibimiento apoteósico y un par de temas acústicos interpretados en solitario por el líder, apareció en escena la excelente banda que acompaña a Kiko (mención especial para los guitarristas Raúl Rodríguez y Charly Cepeda, cuyas intervenciones arrancaron fuertes ovaciones), sonó Lobo López y la máquina de la nostalgia empezó a funcionar. Échate un cantecito es, en mi opinión, uno de los mejores álbumes de la historia del pop español, y temas como En un Mercedes blanco, Echo de menos y Joselito, auténticos diamantes. Kiko Veneno, que ayer se mostró justito de voz pero de muy buen humor, es sobre todo un excelente compositor de canciones, que en lo musical mezcla a Dylan y los Beatles con el flamenco, crea unos textos muy de la calle, a veces surrealistas y siempre muy ingeniosos, y triunfa desde la sencillez y la humildad. Para mi gusto, la recreación del disco que anoche hicieron Kiko Veneno y su banda fue de mucho nivel, y la primera parte del concierto tuvo momentos realmente fantásticos.
La segunda, iniciada de nuevo en acústico después de un parón de unos diez minutos, tuvo un perfil más rockero, y más altibajos. Sonaron temas emblemáticos como Memphis Blues Again, Está muy bien eso del cariño o Dice la gente, que están entre los mejores de su discografía, pero algunas versiones fueron alargadas en exceso y, decididamente, en aquellos momentos la voz de Kiko Veneno ya no estaba para grandes despliegues. Se permitió decir, no obstante, que cuando abandone su carrera musical piensa dedicarse a la política («peor que esa gente no creo que lo haga, ¿no?»), y semejante declaración consiguió que buena parte del respetable se pusiera a gritar «Kiko President». No, desde luego no lo haría peor, pero está mejor en la música. Buenas canciones, muy buena banda y mucha energía positiva en un concierto tras el cual uno salió hacia la lluvia de muy buen humor.
Vídeoclip original de En un Mercedes blanco:
En directo, allá por las playas gijonesas: