Anoche actuó en Barcelona Fred Hersch, referencia indiscutible del pianismo moderno. Lo hizo en las excelentes instalaciones del Conservatori del Liceu, y a piano solo, aunque en principio lo previsto era un concierto a trío. Las secuelas del huracán Sandy impidieron que el contrabajista y el batería que debían acompañar a Hersch pudieran volar desde Nueva York hasta Europa, y en consecuencia, el propio pianista y la organización tomaron la muy afortunada medida de mantener la actuación, modificando únicamente el formato.
Hacer un concierto a piano solo es como encerrarse en una plaza para torear seis astados. Fred Hersch, poseedor de una discografía tan extensa como interesante, es un consagrado especialista en esta difícil disciplina, y anoche lo demostró con creces. El pianista de Ohio es mucho más que el profesor de Brad Mehldau e Ethan Iverson, o que el hombre que lleva décadas sorteando las secuelas del VIH que le fue diagnosticado en 1986; es incluso más que un discípulo aventajado de Bill Evans, pese a que sólo estas tres cosas ya valdrían para elevarlo a los altares. Hersch es un pianista de gusto exquisito, de toque preciso y de una notable sensibilidad. Anoche inició su actuación con seis composiciones propias, dedicadas a (e inspiradas por) personajes importantes en la historia del arte como Walt Whitman, Robert Schumann o Thelonious Monk. Todas ellas resultaron excelentes, e hicieron que el público pudiera comprobar in situ que estaba ante uno de los no tantos músicos capaces de defender en solitario un repertorio propio de alto nivel. Luego llegaron las versiones: Gershwin, la inspirada composición de Jimmy Rowles (y pieza habitual en el repertorio de uno de los primeros músicos a cuyas órdenes Hersch trabajó, Stan Getz) The Peacocks, un medley final con The song is you y más Monk… a esas alturas, la audiencia estaba tan entregada como merecía lo que se le estaba ofreciendo desde el escenario, y no echaba en falta en absoluto el formato de trío, el cual, evidentemente, resulta más dinámico para el espectador. Por mi parte, he visto actuar a pocos pianistas tan buenos, en solitario o en compañía. Hersch prometió volver el año próximo, y esta vez con su trío. Espero que así sea, pues ayer comprobé que se trata de uno de esos músicos a los que, si pasan por tu ciudad, tienes que ver y oír.
La pieza con la que Hersch se despidió de nosotros anoche, interpretada dos años atrás y también en Barcelona:
En trío: