THIS IS SPINAL TAP. 1983. 82´. Color.
Dirección:Rob Reiner; Guión: Christopher Guest, Michael McKean, Harry Shearer y Rob Reiner; Director de fotografía: Peter Smokler; Montaje: Kent Beyda, Kim Secrist; Música: Christopher Guest, Michael McKean, Harry Shearer y Rob Reiner; Diseño de producción: Bryan Jones; Producción: Karen Murphy, para Spinal Tap Productions-Embassy Pictures Corporation (EE.UU).
Intérpretes: Michael McKean (David St. Hubbins); Christopher Guest (Nigel Tufnel); Harry Shearer (Derek Smalls); Tony Hendra (Ian Faith); Rob Reiner (Marty DiBergi); David Kaff (Viv Savage); R.J.Parnell (Mick Shrimpton); June Chadwick (Jeanine Pettibone); Paul Shaffer (Artie Fufkin); Fred Willard (Coronel); Bruno Kirby, Ed Begley, Jr., Fran Drescher, Patrick MacNee, Dana Carvey, Billy Cristal, Anjelica Huston, Paul Shortino, Blackie Lawless.
Sinopsis: Crónica de la gira estadounidense de una ficticia banda de rock británica, Spinal Tap, que, a principios de los 80, se halla lejos de las cotas de popularidad alcanzadas en el pasado.
A veces, para reflejar con mayor exactitud la realidad es necesario inventársela. Spinal Tap no es una verdadera banda de rock & roll, pero recuerda demasiado a muchas de ellas. Y lo hace desde el humor, consiguiendo un resultado siempre divertido, y a ratos sencillamente desternillante. La idea es fantástica: se reúnen todos los clichés de las bandas de rock en una sola, se crean unas canciones adecuadas para ella, y se hace un documental al modo en que suelen hacerlo los grupos de verdad, con un resultado que no puede ser otra cosa que absurdo. Todo lo ridículo del rock & roll está aquí: los caprichos de superestrella en el catering, el ruido por el ruido, las letras estúpidamente pretenciosas, o simplemente estúpidas, la lucha de egos, las peleas con el mánager, la churri del cantante metiendo las narices en todo, el héroe de la guitarra neoclásico, las declaraciones ultraprofundas de unos tipos con el mismo nivel cultural de una pera limonera, los montajes escénicos de cartón piedra, la laca (por aquellos años, los grupos de hair metal provocaron un daño terrible a la capa de ozono), los pantalones de lycra marcando paquete, los continuos cambios de formación (a veces causados por las continuas muertes de los baterías), las portadas deliberadamente provocadoras (y censuradas), el machismo troglodita que esconde una relación homosexual latente entre cantante y guitarrista, los delirios místicos, los cambios de estilo según van sucediéndose las modas musicales… no se entra demasiado en el archisabido tema del alcohol, las drogas y las groupies, aunque tampoco se obvia, las escenas absurdas se suceden, y en ocasiones resulta imposible reprimir las carcajadas. Y además, hay película, bien rodada por un director competente y dotado para la comedia como Rob Reiner, con un excelente montaje y un guión que, detrás de su apariencia caótica, está bien construido y va mas allá de la más o menos afortunada sucesión de gags que podría esperarse en principio. Por si esto fuera poco, las canciones creadas expresamente para la película son en general muy divertidas, y los actores (incluidos los varios famosos que hacen cameos) están de lo más convincente recreando a unos personajes tras los que no es difícil localizar a los parodiados. Porque This is Spinal Tap es sobre todo eso, una parodia, a ratos cómplice y a veces francamente cabrona, y está muy bien hecha; tanto que es, de hecho, la parodia perfecta sobre el rock & roll, divertida y brillante. Una comedia imprescindible, seguramente la mejor de su década y, desde luego, la mejor que se ha rodado sobre un grupo musical, aunque éste no exista. O sí, porque gran parte de la gracia de la película reside en esta circunstancia: que, por mucho que nos pueda gustar el rock, cualquier aficionado con un mínimo de espíritu crítico y algo de sentido del humor sabe que los parecidos entre lo que aquí se cuenta y la realidad no son mera coincidencia.