Entre hoy y mañana, los presidentes de Catalunya y España comparecerán en sede parlamentaria para dar explicaciones acerca de los casos de corrupción que les afectan, a ellos y a sus partidos. Si alguien espera que la cosa vaya más allá de la cosmética, que Mas y Rajoy renuncien puntualmente a la mentira para decir algo distinto a una media verdad, es que ese alguien peca de ingenuo. No es mi caso, máxime cuando Mariano dispone de mayoría absoluta en Congreso y Senado, y Artur, como si la tuviera, pues ERC va a tragar toda la mierda que haga falta para no hacer descabalgar el proceso soberanista (y para no gobernar ahora que se rifan hostias para los de arriba, dicho sea de paso). Aquí todo el mundo sabe lo que ha pasado, incluso aquellos que no quieren saberlo, como también se sabe que la plana mayor de los corruptos se va a ir de rositas y sin devolver un euro, que para eso el Señor creó la prescripción, el indulto y el Tribunal Supremo. Del Constitucional, y de su presidente, mejor no hablo, que no soy del PP y no quiero poner a prueba su manifiesta objetividad.