Poco se puede decir sobre la catástrofe ferrovaria ocurrida anoche en Santiago de Compostela, pues las imágenes y los testimonios hablan por sí mismos. Como mucho, queda ofrecer palabras de consuelo a las víctimas, a sus familias y amigos, y pedir que, desde todas las instancias, se pongan los medios y servicios necesarios para mitigar en lo posible el dolor de las víctimas de una tragedia que jamás debió ocurrir.