SIguiendo con la semana de los buenos trompetistas, anoche actuó en el Jamboree el quinteto de Jeremy Pelt, un poderoso músico californiano de extenso currículum y prolífica carrera en solitario. Venía a presentar su más reciente trabajo discográfico, Water and earth, obra en la que las influencias del Miles Davis pre-eléctrico de mediados de los 60 son muy patentes.
Pelt es un trompetista enérgico y contundente, y anoche lo demostró desde la primera nota. El público, por aquello del fin de semana largo y demás, me pareció menos entendido de lo habitual, pero aún así no tardó demasiado en sumergirse en una música en la que el sonido del Fender Rhodes (magníficamente tocado por David Bryant) y el bajo eléctrico de Chris Smith nos transportaban a la época en la que se produjo la que seguramente ha sido la última gran transformación en la historia del jazz. Pelt ejecuta sus solos con virtuosismo y precisión, pero nunca se pierde de vista el sonido global, la estructura de grupo, la musicalidad de un quinteto en el que destaca la pegada del batería Dana Hawkins. La banda la completa Roxy Cross, a los saxos tenor y soprano. Aparte del elemento exótico que aporta una mujer blanca en un grupo de jazzmen afroamericanos, y de que Cross toca más que bien, diría que su presencia en la banda por un lado aporta matices, pero por el otro resta potencia, rasgo del que sus cuatro compañeros andan sobrados. El repertorio estuvo formado íntegramente por composiciones propias del líder, y he de destacar, entre las más recientes, Pieces of a dream, y el tema final, cuyo título desconozco, y que me transportó a uno de mis discos favoritos, Bitches Brew. Pelt evoluciona, tiene una buena banda, y es sin duda uno de los trompetistas más completos y de sonido más redondo de la escena musical contemporánea.
Vídeo de su anterior visita al Jamboree, en formato acústico:
Una canción del nuevo álbum: