Quienes dedican parte de su valioso tiempo a leer mi blog quizá recuerden la gratísima impresión que me causó hace unos meses el batería mexicano Israel Varela, que en aquella ocasión formaba parte del trío de Diego Amador. Por ello, anoche acudí al Jamboree, pese a que también actuaban en la ciudad El Capullo de Jerez y Remedios Amaya, y en L´Hospitalet esa bestia heterodoxa llamada Tomasito. Compréndanme, un batería superlativo presentaba su propio proyecto en mi segunda casa musical.
Por razones del todo ajenas a la banda, no lo tenían fácil Varela y los suyos para hacerme disfrutar de su concierto. Digamos que junto al tipo que bajaba la Rambla en dirección a la Plaça Reial caminaba la sombra de una ilusión incumplida. No obstante, nada más iniciarse la actuación me sumergí en la música, en los poderosos ritmos de Israel Varela, en el baile racial y cautivador de Karen Lugo, dueña de una belleza muy a lo Salma Hayek, en la atmósfera de una banda multicultural y estilísticamente fronteriza que bien puede definirse con el título de una de sus mejores canciones, Border people. El primer tema lo interpretaron a dúo Varela y Lugo, los dos mexicanos del conjunto; él, acreditando su calidad con las baquetas; ella, embrujando al público con la armonía de sus movimientos, primero sentada en una silla abanico en mano y después danzando sobre un escenario que por momentos se le quedaba pequeño. Iniciada la ceremonia, se unieron a ella el pianista Angelo Trabucco y el contrabajista Yelsy Heredia. Todos juntos forman un cuarteto tan disfrutable como prometedor, tan pronto matizado como contundente, flamenco, jazzístico o afrocubano sin desentonar en ningún momento. Además de percusionista, Varela es también cantante, dueño de una voz cálida que, en cuanto aparecía, guiaba la música de la banda hacia una senda que recordaba las recorridas dos décadas atrás por Pedro Aznar en el grupo de Pat Metheny. Durante algo más de una hora, en la que desde el escenario todo fueron sonrisas que poco a poco fueron contagiándose a la audiencia, no vi ninguna sombra a mi alrededor. Estaba fuera, esperándome a las puertas del Jamboree. Por suerte, aún quedan lugares en los que las sombras no pueden entrar.
Border people:
Vídeo promocional donde se demuestra que también se puede hacer magia en un montacargas: