En lo que a actuaciones musicales en directo se refiere, empecé un año 2013 que en este aspecto ha resultado fantástico con un concierto de Dorantes. Dije en su momento que, en cuanto el pianista de Lebrija volviera a Barcelona, asistiría sin dudar a su espectáculo, y acostumbro a ser hombre de palabra. Por tanto, anoche acudí al Jamboree, que eso sí es más que un club, para asistir al último de los seis pases que el trío de Dorantes ha ofrecido en el club de la Plaça Reial desde el pasado jueves. Con su último disco, Sin muros, David Peña ha vuelto a un primer plano de la música avanzada en España que por talento le pertenece. Y verle y escucharle en un club de jazz es todo un lujo.
Acompañado por dos músicos de mucho nivel como Francis Pose al contrabajo y Javi Ruibal a la percusión, Dorantes ofreció lo mejor de su arte en un marco íntimo, ideal para que los músicos se explayen y se diviertan sobre el escenario, lo que inevitablemente acaba contagiándose a una audiencia que pronto fue consciente de que, si quería muy buena música, había ido al lugar correcto. Cuando se unen virtuosismo y sentimiento, el resultado son canciones como Sur, Semblanzas de un río, Sin muros ni candados o Danza de las sombras, exprimidos, deconstruidos, dotados de nuevo aliento en un escenario que es una garantía de que los músicos que lo pisan darán lo mejor de sí mismos. El público disfrutó mucho, aplaudió con entusiasmo y pidió más canciones. La última de ellas, Orobroy, posee una cautivadora melodía que perdura en la memoria. Flamenco, jazz y mucha creatividad. Música viva, palabras mayores. Dorantes.
El trío, este mismo año, en Marbella:
Improvisando en Barcelona: