THE IMMIGRANT. 1917. 25´. B/N.
Dirección : Charles Chaplin; Guión: Vincent Bryan, Maverick Terrell y Charles Chaplin; Dirección de fotografía: William C. Foster y Roland Totheroh; Montaje : Charles Chaplin; Dirección artística: George Cleethorpe; Producción: Henry P. Caulfield, John Jasper y Charles Chaplin, para Lone Star Corporation-Mutual Films (EE.UU.).
Intérpretes: Charles Chaplin (Charlot); Edna Purviance (Emigrante); Eric Campbell (Camarero jefe); Albert Austin (Cliente del restaurante); Henry Bergman (Artista); Kitty Bradbury (Madre viuda); Tom Wilson, Frank J. Coleman, William Gillespie, John Rand, Tom Harrington.
Sinopsis: Charlot viaja en un barco rumbo a América. Consigue ganar dinero con los dados y las cartas, pero se lo da a una joven que viaja junto a su madre viuda. Ya en los Estados Unidos, Charlot, convertido en un vagabundo, se reencuentra con la joven en un restaurante.
De entre los muchos mediometrajes rodados por Chaplin a partir de 1914, Charlot emigrante destaca por ser un muy brillante compendio de las características más destacadas de su arte. Agarrado a su personaje de Charlot, garantía de comicidad y situaciones disparatadas, Chaplin anuncia aquí muchas de las constantes de sus largometrajes posteriores: sus protagonistas son personas humildes y de buen fondo, que se enfrentan a un mundo hostil con determinación y a los sinsabores de la vida con una eterna sonrisa. Quienes ejercen la autoridad son personas rígidas y un punto inhumanas, y el hombre corriente debe darles esquinazo si quiere prosperar. Lo cómico y lo dramático se alternan, y el final es feliz.
La película se divide en dos partes: la primera transcurre dentro del barco que lleva a América a un montón de emigrantes que se hacinan en la cubierta. Entre ellos está Charlot, un vagabundo que comparte lo poco que tiene. En esta parte la comicidad aparece desde el principio, en el encuentro con el pasajero mareado (y a punto de vomitar) y la imposible cena por culpa de los vaivenes del barco. Aparece el otro Charlot, el que renuncia a su asiento para que lo ocupe una joven, y el que le da a esa misma joven el dinero que ha ganado en el juego. Hay situaciones muy divertidas, pero hay también algo más: lo siguiente que ocurre después de que los inmigrantes vean por primera vez la estatua de la Libertad es que los funcionarios les coloquen detrás de una cuerda para tenerles controlados antes de desembarcar. Nada es fácil para los pobres, ni siquiera en la llamada tierra de las oportunidades.
Ya en tierra, Charlot está sin blanca, pero tiene la suerte de encontrar una moneda en el suelo y decide gastarla en el restaurante que hay justo al lado. Allí, Charlot ve cómo los camareros apalizan primero y echan del local después a un cliente al que le faltaban diez centavos para pagar su cuenta. Charlot se reencuentra con la joven a la que ayudó en el barco, pero se aterroriza al comprobar que su moneda ha desaparecido por culpa del agujero que hay en el bolsillo de su pantalón. Otro cliente llega con la moneda, y Charlot trata de recuperarla mientras intenta conquistar a la joven y a la vez esquiva las miradas inquisidoras del camarero jefe. Después de unos cuantos intentos, Charlot recupera la moneda… que resulta ser falsa. El héroe lo ve todo perdido, y a sí mismo siendo echado a patadas del restaurante, pero entonces aparece en escena un artista que se ofrece a pagar la cuenta de los dos emigrantes. Esta segunda parte es más puramente cómica, con los intentos del vagabundo por recuperar su moneda y su tenso y soterrado duelo con el camarero jefe, su relación con el cual ya empezó torcida ante el hecho de que Charlot ignorase que en un restaurante debía quitarse el sombrero. En total, son poco más de veinte minutos en los que ocurren muchísimas cosas, gran parte de ellas muy divertidas. El personaje de Charlot y las habilidades de Chaplin como director, tanto para explotar las situaciones cómicas cuanto para dar cabida al drama cotidiano de los humildes, ya están ahí en toda su brillantez. Diversión, emoción y un héroe entrañable: Charlot emigrante es Chaplin en estado puro.