A sus 32 años recién cumplidos, el trompetista Ambrose Akinmusire es una de las más recientes sensaciones del panorama jazzístico internacional. Pude comprobarlo anoche al ver que, para recibirle, el Jamboree lucía el aspecto de las mejores ocasiones, es decir, el que siempre debería tener. Al frente de su cuarteto, el trompetista californiano venía a presentar su más reciente trabajo discográfico, The imagined savior is far easier to paint, y consiguió un éxito tan notorio como merecido.
Akinmusire es una bestia parda, en cuyo cerebro bullen muy buenas ideas musicales y que tiene la técnica instrumental necesaria para llevarlas a los oídos de su público. Se nota que empezó su carrera bajo la batuta de Steve Coleman, y que ha compartido aventuras con Aaron Parks o Vijay Iyer. Su proyecto se basa en el riesgo, en enfocar el jazz desde una perspectiva rabiosamente moderna, en el mejor sentido de la palabra, y en desmentir a quienes creen que esta música ha llegado todo lo lejos que podía. Sus frecuentes intervenciones solistas me recordaron a un Freddie Hubbard rejuvenecido y rebosante de ideas, a un Dizzy Gillespie de hoy, o a un Wynton Marsalis liberado de prejuicios. Akinmusire hace honor a tan altas comparaciones: piezas como With love o la sensacional Milky V lo acreditan nota tras nota. El público del Jamboree pronto vio que estaba viviendo una noche musical de esas que se recuerdan, pues el trompetista, además, venía muy bien acompañado: por el fantástico pianista Sam Harris (apunten este nombre como yo lo he hecho), cuyos solos iban desde el Bill Evans más cálido hasta la contundencia del free, por el contrabajista Harish Raghavan y por ese pedazo de batería llamado Justin Brown. El cuarteto suena como uno cree que debe sonar el jazz contemporáneo, y de él cabe esperar lo mejor. La calidad de los temas propios que interpretan, todos ellos de largo recorrido, y la brillante manera en la que lo hacen, deja lugar a muy pocas dudas. En el bis hubo concesiones a lo clásico, con un medley que nos llevó hasta Mona Lisa. Un triunfo, para Akinmusire, músico que es carne de grandes festivales, y para quienes decidimos ir anoche a su concierto. Con permiso de Christian Scott, Akinmusire es el trompetista del presente y futuro inmediatos.
Pues eso, con amor:
En quinteto, hace poco más de año y medio, en la capital de Serbia: