Tercera vez que este melómano bloguero asiste a un concierto de Dorantes en año y medio, y tercera gozada musical. Esta vez, varias cosas eran distintas: el lugar (la Sala Apolo) y la compañía elegida por David Peña para compartir escenario, mucho más numerosa que en las ocasiones precedentes.
Dorantes es un músico de amplias miras que se halla en un excelente momento creativo. Lo demostró nada más salir a las tablas, interpretando una pieza en solitario en la que mostró su lado más percusivo como pianista. Acto seguido apareció el invitado estrella, el contrabajista Renaud García-Fons, que maravilló al público con su excelente técnica con el arco, primero a dúo con el de Lebrija y más tarde también en solitario. Con el acompañamiento de la percusión, sonó una canción en trío cuya calidad me pareció que iba a ser difícil de superar, pero al punto compareció en escena el sexteto de cuerdas Cordes del Món, y el espectáculo tomó nuevos vuelos: el acompañamiento de los violines aportó nuevos atractivos a canciones ya conocidas como Semblanzas de un río u Orobroy, que fue el primer bis de la noche. Antes de eso, intervinieron también otros dos invitados: el bandoneonista Marcelo Mercadante, que trajo aires piazzolianos al Apolo, y ese cantaor cuyo arte es pura entraña llamado Salao. Dorantes lució, y mucho, sus facetas de intérprete, compositor y arreglista, García-Fons no dejó de sorprender con su dominio del contrabajo y su capacidad de adaptarse al eclecticismo del artista principal, y los asistentes disfrutamos de lo lindo de un concierto fantástico, de esos que valen por muchos momentos malos. David Peña es un músico en constante crecimiento, al que hay que seguir y escuchar con suma atención, por la calidad de sus propuestas y por su capacidad para partir del flamenco y ofrecer una música cargada de originalidad y sentido. Hasta la próxima, que deseo no se haga esperar.
Vídeo de presentación de la actuación a dúo en la reciente Bienal de Sevilla:
Versión XXL, año 2009: