No sé por qué escucha música la otra gente. En mi caso, lo hago para que ella me transporte a sitios mejores. Los discos de Gary Burton, de los que almaceno una buena colección, siempre lo han hecho. Por eso, anoche acudí a la Sala 2 del Auditori para ver por primera vez en concierto a este vibrafonista fuera de serie, de espatarrante currículum y técnica prodigiosa. De hecho, antes de la salida a escena de Burton y su trío de jóvenes acompañantes, se nos recordó que, allá por los años 60, en la primera edición del Festival de Jazz de Barcelona, Gary Burton estuvo presente como miembro del grupo de un tal Stan Getz. Varias décadas más tarde, Burton reapareció en la Ciudad Condal al frente de su nuevo cuarteto, en el que acompañan al líder el guitarrista Julian Lage, el contrabajista Jorge Roeder y el batería Henry Cole.
El placer de escuchar a Burton no reside en la originalidad de su propuesta, que permanece invariable desde hace lustros, sino en su exquisito buen gusto, en sus grandes dotes como improvisador y en su habilidad para captar y desarrollar a jóvenes talentos. Todo eso estuvo ahí desde el primer número de la noche, una certera versión de Afro blue. El sonido de la sala 2 del Auditori es excelente, y tanto por este hecho, como por la calidad de las interpretaciones, creo que el de anoche fue uno de esos conciertos que merecen ser grabados. Dentro del buen nivel general, creo que la versión que hizo el cuarteto de In your quiet place, canción que Burton grabó con Keith Jarrett en 1970, fue difícil de superar. Otras canciones, como African flower, Ellucidation (compuesta por un chico de Missouri al que Burton descubrió) o ese homenaje a Astor Piazzolla que la banda incluye en su último álbum y que se llama Remembering Tano, pusieron el listón muy alto y demostraron que, a sus 70 años, Gary Burton continúa lleno de ideas y energía. Julian Lage es un gran guitarrista: no debe de ser fácil ocupar un lugar que en el pasado llenaron, entre otros, Pat Metheny, John Scofield o Kurt Rosenwinkel (a quien el sonido de Lage me recuerda), pero el californiano se empeña con éxito en no desmerecer a tan ilustres antecesores y es la otra piedra angular del cuarteto. Roeder es un talentoso contrabajista y Cole un batería muy prometedor, aunque fue el menos brillante en labores solistas. En diversas ocasiones, los aplausos de la audiencia obligaron a Burton y sus chicos a retrasar su ataque a nuevos temas, lo que es un síntoma evidente de que no fui el único que lo pasó bien en la sala. Para rematar, el bis dio paso al himno por excelencia de los vibrafonistas (Bag´s groove, de Milt Jackson), y con él se dio por concluida una verdadera fiesta para los amantes del jazz.
Una canción del nuevo disco:
El fin de fiesta, en directo: