Nunca faltan quienes intentan joderte el día, pero reconozco que el claro triunfo electoral de Syriza me ha puesto de buen humor (no como al inefable Marhuenda). Quizá por permitirme experimentar la rara sensación de que los deseos se cumplan. La verdad es que Tsipras y sus compañeros se enfrentan a una tarea hercúlea, más adecuada para superhéroes que para simples mortales, pero les creo capaces de devolver la dignidad a un país que la vendió muy barata. Por lo pronto, anoche más de cuatro indeseables se fueron a la cama nerviositos, y muchos puteados, felices. Por algo se empieza.
Buena definición para un sentimiento común. Parece que los bloques de piedra europeos por fin han temblado un poco, a ver si conseguimos entre todos que se requebrajen…
Nunca existe una sola salida para resolver los problemas. La aplicada en Grecia ha acabado de hundir un país que ya se había hundido bastante él solito, así que hay que probar otras cosas. Patada a la troika y gobernar para la gente, no suena mal.