WITNESS. 1985. 110´. Color.
Dirección: Peter Weir; Guión: Earl W. Wallace y William Kelley, basado en un argumento de Earl W. Wallace, William Kelley y Pamela Wallace; Director de fotografía: John Seale; Montaje: Thom Noble; Música: Maurice Jarre; Diseño de producción: Stan Jolley; Producción: Edward S. Feldman, para Paramount Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: Harrison Ford (John Book); Kelly McGillis (Rachel); Josef Sommer (Schaeffer); Lukas Haas (Samuel); Jan Rubes (Eli Lapp); Alexander Godunov (Daniel Hochleitner); Danny Glover (McFee); Brent Jennings (Carter); Patti LuPone (Elaine); Angus MacInnes, Frederick Rolf, Viggo Mortensen, John Garson, Beverly May, Ed Crowley.
Sinopsis: En su primer viaje a la ciudad, un niño amish es testigo de un asesinato. El detective John Book descubre que el crimen es consecuencia de una trama de corrupción policial, y se dedica a proteger de los asesinos al niño y a su madre.
El debut estadounidense de Peter Weir fue este exitoso thriller de encargo que presenta la particularidad de adentrarse en la forma de vida de la comunidad amish y que cuenta con el protagonismo de una de las mayores estrellas del momento, Harrison Ford. Weir llegó al proyecto apenas unas semanas antes del inicio del rodaje, y ello le impidió hacer más personal un proyecto al que, con todo, supo dar estilo y solidez narrativa.
En los Estados Unidos son numerosas las comunidades que viven en núcleos cerrados en los que todo gira alrededor de la religión. De entre ellas, los amish figuran entre las que más curiosidad despiertan entre quienes no practicamos su fe, tal vez por su ejercicio de la no violencia y su rechazo a buena parte de los avances tecnológicos de la modernidad. Único testigo mezcla el thriller con el estudio de las costumbres de esta comunidad al hacer que un niño amish observe el asesinato de un policía en los lavabos de una estación de ferrocarril. El agente John Book es el encargado de resolver el caso, y se queda de una pieza cuando, en la comisaría, el niño reconoce de forma inequívoca al autor del crimen, quien resulta ser un policía condecorado. Book sabe que el niño y su madre corren un grave peligro y decide protegerles, aunque por fin es él quien resulta herido y debe refugiarse en la comunidad amish mientras se restablece.
En mi opinión, Único testigo habla de un hombre solo, que pierde la fe (le falla su principal, o casi único, sustento moral: el cuerpo al que pertenece, envuelto en la corrupción y el crimen, que salpican incluso al hombre que le apadrinó cuando se hizo policía) y la recupera en un entorno puro, de otro tiempo. Aunque contiene escenas muy conseguidas (el momento What a wonderful world, qué duda cabe), creo que en el film se concede demasiada importancia a la historia de amor entre John y Rachel, la madre del niño testigo del crimen. Lo mejor de la película está en otras partes: en las escenas de acción, tensas y bien resueltas, y en el relato de la integración a la comunidad de John durante su convalecencia. Leo por ahí que en la película no aparece ningún amish auténtico, y que esta comunidad no vio con buenos ojos el film, y eso me extraña, pues se ofrece una visión idílica de los amish (pacíficos, trabajadores, solidarios) que dudo tenga demasiado que ver con la realidad. Tal vez no sea éste el lugar para decir lo que pienso de quienes ven en la música algo impuro, ni de reflexionar sobre cuánta arrogancia subyace bajo esa actitud de no responder a las ofensas causadas por los infieles… y de lo escasamente humano de semejante actitud (detonante para que Book comprenda que jamás podrá formar parte de ese mundo, más puro pero también mucho más opresivo que el suyo), pero creo que estos factores ayudan a analizar la película de un modo más certero, pues en última instancia de lo que se habla es de la imposibilidad de unir dos visiones del mundo muchas veces antagónicas. En una hay crimen y nos lleva al nihilismo (es lo que tiene la libertad); la otra es una cárcel de madera y bondad.
Weir es, sin duda, un buen creador de atmósferas: lo demostró en sus films australianos, y volvió a hacerlo en Hollywood, empezando por el film que nos ocupa. El guión, por mucho Oscar que ganara, lo veo irregular: la trama policial es muy tópica, y me convence más por cómo se narra y, repito, no siempre está justificado el metraje que se dedica al romanticismo. El final es muy bueno, que conste. La fotografía es digna de ser destacada, y la música de Maurice Jarre, con mucho uso de sintetizadores, no debe incluirse entre sus trabajos más memorables.
Harrison Ford… siempre le he encontrado inexpresivo, un actor mucho más físico que técnico. Efectivamente, en el film sale bastante bien parado en las escenas de acción, y en general en todas las que implican movimiento; en las más intimistas, y a pesar de que existe una visible química con Kelly McGillis, viendo el rostro del protagonista a veces no tengo claro si es el de un hombre enamorado, o el de un señor al que le han venido de repente unas ganas tremendas de ir al váter (tampoco sería la primera vez que ambas cosas van juntas). Kelly McGillis, actriz cuya presencia en el estrellato fue tan rutilante como breve, hace una buena interpretación, sin duda la mejor que le he visto. El niño, Lukas Haas, está muy bien elegido, y entre los secundarios me quedo con Sommer y Rubes, dos veteranos competentes. Destacar la breve aparición de un primerizo Viggo Mortensen, así como la de un Danny Glover a punto de saltar a la fama gracias a Arma letal.
Buena película, como thriller y como obra de trasfondo religioso. Al contrario que muchas obras famosas de los 80, Único testigo ha envejecido bastante bien y presenta un buen catálogo de virtudes que los cinéfilos sabrán apreciar.