De cara a las elecciones en mi ciudad, lo tengo claro: votaré a Ada Colau, porque representa a quienes, en tiempos muy difíciles, saltaron a la arena y dieron la cara para evitar que muchas personas fueran echadas de sus casas, mientras los demás nos dedicábamos a palparnos los genitales y demás actividades de la mayor importancia. Puede que para otras personas esto no signifique mucho; para mí, sí. Esta ciudad necesita un cambio, y ahora no es honesto camuflarse detrás de las barras de los bares e instalarse en el lloriqueo continuo. Quien quiera ese cambio, dispone de una opción política potencialmente ganadora a la que apoyar. Los demás, allá ellos con sus conciencias. Sólo les pido silencio, que es el mejor regalo que los hipócritas pueden hacer al resto de la humanidad.