Después de un día de noticias manifiestamente mejorables y climatología desapacible, me acerqué a la sala Bikini para ver el concierto de Los Enemigos, que volvían a Barcelona, ésta vez con disco nuevo bajo el brazo. El título del álbum, Vida inteligente, es toda una declaración de intenciones por parte de una banda que reúne contundencia, actitud y unos estudios bien aprovechados.
Vi a Los Enemigos más rodados que hace dos años en Apolo. El ambiente en la sala era excelente, y eso sin duda ayudó a que la banda se encontrara a gusto. Hubo bastante material nuevo (con anécdota incluida, porque el grupo tuvo que interrumpir la interpretación de la destacable Cementerio de elefantes porque a Josele se le había olvidado la letra), y la obligada revisión de los clásicos de Los Enemigos: Me sobra carnaval, Desde el jergón, John Wayne o Señora. Para los bises, quedaron La otra orilla y Antonio. Acodado en la barra de Bikini (una de las ventajas de esa sala es que desde allí se ve muy bien lo que ocurre en el escenario), disfruté de un buen concierto de rock y me alegré (gracias, Marc) de haber salido de casa en un día que invitaba a lo contrario. A modo de anécdota final, decir que muchos de los asistentes al concierto abandonaron Bikini coreando Perfect day, el clásico de Lou Reed que sonaba por los altavoces. Sí, anoche en Les Corts hubo vida inteligente.
Un videoclip de los primeros tiempos:
Y uno de ayer mismo: