Voy a ser mejor que Santi Burrull, de quien no me consta que haya condenado nunca a los suyos cuando enviaban a los Mossos a gasear y aporrear a personas que se manifestaban para defender sus derechos, y voy a condenar la agresión que sufrió este candidato mientras repartía propaganda electoral de su (todavía) coalición. Ahora bien, que este hecho sea utilizado por La Máquina De Perder Votos Que Un Día Se Creyó Moisés y su cohorte de lameculos para criminalizar a una opción política, diciendo que «la violencia verbal genera violencia física» merece una respuesta. Para empezar, llamar ladrón o gentuza a personajes que son ladrones y son gentuza no es violencia verbal: se llama definición. Pero sigamos: violencia la generan quienes desmantelan los servicios públicos (que los demás seguimos pagando religiosamente) para repartirse las ganancias con sus amiguetes; quienes ocupan los cargos que ocupan gracias a personajes corruptos que les eligieron; quienes utilizan banderas para esconder el botín de sus robos; quienes untan a los medios de comunicación para que se dediquen a la propaganda en lugar de al periodismo; quienes confunden la parte con el todo y hablan de la voluntad de un pueblo, cuando más de la mitad del mismo parece tener otras voluntades; quienes hacen sentirse extranjeros en su propia tierra a los que no creen, o al menos dudan, que la secesión cure el cáncer. Este país no será más que un fracaso mientras no consiga independizarse de ellos.