No sucedió en todas partes, pero sí en muchas de las más importantes: en las últimas elecciones municipales y autonómicas ganaron la lucha, el inconformismo y la decencia. Incluso algunos destacados miembros del Partido Popular (Cristina Cifuentes, Alberto Fabra o Juan Vicente Herrera) han entendido que la gente exige otra forma de hacer política, que el saqueo de lo público tiene que acabar. La constitución de los nuevos ayuntamientos es la plasmación de esa imparable tendencia. Entiendo, no obstante, que a los poderosos les interesa que, en adelante, en Barcelona, Madrid, A Coruña o Cádiz las cosas vayan mal, y harán, con la ayuda de sus bien pagados voceros, lo que esté en su mano para conseguirlo. Les importa lo suyo, aunque sea a costa de lo de todos. El bien común no es útil para las cuentas de resultados de estos tiburones. Ojalá su disgusto dure mucho, será señal de que las cosas se están haciendo bien.