IT CAME FROM OUTER SPACE. 1953. 79´. B/N.
Dirección: Jack Arnold; Guión: Harry Essex , basado en un argumento original de Ray Bradbury; Dirección de fotografía: Clifford Stine; Montaje: Paul Weatherwax; Música: Irving Gertz, Herman Stein y Henry Mancini; Dirección artística: Robert Boyle y Bernard Herzbrun; Producción: William Alland, para Universal Pictures (EE.UU.)
Intérpretes: Richard Carlson (John Putnam); Barbara Rush (Ellen Fields); Charles Drake (Sheriff Warren); Joe Sawyer (Frank); Russell Johnson (George); Kathleen Hughes (June); Ralph Brooks, Robert Carson, George Eldredge, Virginia Mullen, Edgar Dearing, Alan Dexter, Robert Buzz Henry.
Sinopsis: En un pequeño pueblo de Arizona, el joven aficionado a la astronomía John Putnam y su novia Ellen observan la caída de un meteorito en mitad del desierto. Desde ese momento empiezxan a suceder cosas extrañas en el lugar.
La primera incursión de Jack Arnold en el género que le haría célebre fue Vinieron del espacio (también conocida como Llegó del más allá), todo un clásico del cine sobre incursiones alienígenas en este curioso planeta. Ya desde antes de la Segunda Guerra Mundial, el tema de los OVNIS suscitaba un gran interés entre la gente (sólo hay que ver el impacto que tuvo la emisión radiofónica de La guerra de los mundos que capitaneó Orson Welles). El fin del conflicto más sangriento de la historia de la humanidad, el inicio de la era atómica y la Guerra Fría contribuyeron a convertir a los visitantes de otros planetas en asiduos de las pantallas cinematográficas. Aún hoy siguen siéndolo, aunque no se conocen visitas alienígenas reales a nuestro planeta. Se conoce que los extraterrestres son criaturas prudentes.
Vinieron del espacio tiene su origen en una historia de Ray Bradbury, lo cual se nota para bien, pues la película huye del estereotipo de los marcianos malísimos que vienen a invadir nuestro planeta y a esclavizar a sus habitantes (inciso: en caso de desembarco alienígena, me incluyo entre los terrícolas que estarían a favor), hecho que la hace mucho más moderna que gran parte de la filmografía sobre el tema. Aquí, los extraterrestres, haciendo gala de una notable inteligencia, no están interesados en la Tierra: un error les ha hecho aterrizar, de manera un tanto brusca, en pleno desierto de Arizona, y lo único que necesitan es tiempo y algunos materiales para reparar su nave y largarse para no volver, al menos hasta que los humanos estemos preparados para contactar con ellos. Como nos conocen bien, los alienígenas saben que los terrícolas no tardarán en acercarse a hurgar a su nave, así que toman rehenes como medida de precaución. El ser humano acostumbra a destruir aquello que desconoce o le da miedo. Los extraterrestres lo saben, así que buscan la ayuda del primer hombre que vio su nave, John Putnam, y adoptan la apariencia de los rehenes que han tomado (precedente clarísimo de La invasión de los ladrones de cuerpos), para no horrorizar a los terrícolas con su apariencia real. Aún así, las pasarán canutas para demostrar que sólo están de paso y vienen en son de paz.
Arnold utiliza una fórmula que más tarde repetiría: la de no mostrar a la criatura terrorífica más que lo imprescindible, y siempre muy avanzado el relato. Emplea la sugerencia como método para crear tensión, usa la cámara como punto de vista de los propios extraterrestres cuando es necesario y hace gala de su habitual saber hacer. La película, bien rodada en todo momento, juega con la idea de que los alienígenas no sean sinceros, utiliza una música muy de invasión marciana para crear ese efecto en el publico, y es todo un tratado de capacidad de síntesis. En poco más de hora y cuarto, hay tiempo para contar una historia de marcianos lúcida y coherente, para aclarar por qué los extraterrestres no nos han visitado todavía y para criticar el papel de la prensa a la hora de tratar las noticias.
Entre los actores, Richard Carlson no es James Mason, pero cumple, y destaca Barbara Rush, cuyo talento la hace brillar por encima del tópico papel que le fue adjudicado. En el resto del elenco impera la corrección, sin estridencias.
Vinieron del espacio es entretenidísima, está filmada con mucho oficio y enfoca la cuestión alienígena de un modo inteligente y progresista, que sin duda debe mucho a Bradbury. Recomendable para todos los fans de la ciencia-ficción, y para cualquiera que sepa disfrutar del buen cine.