Para dar por concluida mi activa semana musical, qué mejor que volver al Jamboree. En el club de jazz más emblemático de Barcelona celebran estos días su particular festival de otoño, cuya meritoria programación corre el riesgo de quedar oscurecida por las grandes figuras que acuden al certamen que lleva el nombre de la ciudad. Ocurre, sin embargo, que uno conoce bien la música de Jef Neve, y sabe que el pianista belga es un tipo por el que vale la pena pagar una entrada. Por ello, acudí a la Plaza Real para ver a este artista tocar en solitario.
En trío, Neve me parece un pianista fantástico, lleno de sensibilidad y buenas ideas. Pero el pìano solo es un ejercicio de riesgo, y tenía ganas de ver cómo el teclista de Turnhout se desenvolvía en tan resbaladizo terreno. Elegante, educado y comunicativo, Jef Neve ofreció un concierto de calidad, hizo muy buen uso de los recursos que le ofrece su formación clásica y estuvo brillante en las improvisaciones. Ya desde el primer tema, Lush life, el belga se empeñó en dar la razón a quienes le consideramos uno de los grandes del jazz europeo. Sus composiciones propias, de las que interpretó dos, Could it be true y Solitude, dejan clara su enorme creatividad, y en la música de otros, Neve está lleno de buen gusto en la elección y en la interpretación. Se declaró admirador (ya somos dos) de Joni Mitchell, de la que interpretó A case of you (a mi parecer, uno de los puntos más altos del espectáculo), se permitió alguna broma sobre los chacras entre canción y canción, y en conjunto dio un recital de buen jazz con influencias clásicas. Tras el ovacionado bis de rigor, salí del Jamboree llevándome una gratísima impresión de este pianista belga cuya trayectoria futura hay que seguir muy de cerca.
Una pieza que Neve compuso para un ballet:
Por Joni: