Para el año que hoy comienza, deseo que a la gente de bien, que alguna queda, los hados les sean propicios, que la otra tenga lo que se merece, que no haya que ver a Donald Trump como nuevo inquilino de la Casa Blanca y que la temperatura y la estupidez planetarias moderen su crecimiento. Para mí, pido lo que quería El Fary para su torito: que me dejen tranquilo y no me provoquen.