Aunque no oculto mis preferencias por la Yugoslavia unida, con el Mariscal Tito (eterna gloria para él) señalando el camino, he de reconocer que Eslovenia tiene su punto. Lo he comprobado al leer que el pueblo de Zalec va a construir una fuente pública de cerveza, la primera (que se sepa) que existirá en el mundo. Nunca he probado una cerveza eslovena, lo que me hace albergar dudas respecto a la calidad del producto, pero como en Praga hagan lo mismo, utilizando la Pilsner Urquell como materia prima, poco tardaré en cambiar mi lugar de residencia, dejando para quien los quiera a los policías con las cartucheras caducadas, a los paniaguados supremacistas y a los que creen que al horror se le para con flores. Y aviso: como aquí pongan una fuente con Estrella Damm, también me largo.