Dicen que de buenas intenciones están los cementerios llenos. Digo yo, que las buenas intenciones no suelen ser las que más abundan. Por si no fuera suficiente con las campañas de descrédito que se lanzan contra las nuevas fuerzas políticas (las de izquierdas, se entiende; las otras suelen ser tratadas con mucho mimo), no faltan representantes de esos partidos que demuestran una envidiable capacidad para hundirlos desde dentro. En Barcelona se desarrolla una estúpida lucha por ver quién es más antisistema que nos lleva a padecer episodios tan surrealistas como el protagonizado por el regidor de la CUP Josep Garganté en el centro médico de Peracamps. El vídeo, que se encuentra disponible en la web de El Periódico de Catalunya. debería bastar para que ese individuo no vuelva a acercarse a un cargo público en su vida, pero para las dimisiones y para no morrearnos con los del 3% parece que no somos tan alternativos. Sí para coaccionar a profesionales intentando que modifiquen sus informes médicos, para ir de la manita con los representantes de los manteros (cuando éstos se manifiestan a pedradas y le abren la cabeza a gente que tiene la desgracia de estar cerca del jolgorio, ¿acude el señor Garganté al hospital?), y para montar numeritos que, gracias a la tecnología y a la denuncia formulada por el agredido (el médico, no el mantero), van a acabar donde deben, que es delante de un juez. Decididamente, hay quien es alternativo porque no vale para otra cosa. Lo malo, es que también hay que valer para esa.