Siguiendo la negra racha que últimamente sufre el flamenco, esta madrugada ha fallecido uno de mis cantaores favoritos: Juan Peña, El Lebrijano. Disfruté hace unos años, en la presentación del disco elaborado con textos de García Márquez, del magisterio de este grande del cante, profundo conocedor de la tradición, espíritu musical inquieto y dotado de una voz regia, llena de poderío. Descanse en paz el hombre que convirtió en arte la historia del sufrimiento de su pueblo.
Por bulerías: