THE DROP. 2014. 105´. Color.
Dirección : Michael R. Roskam; Guión: Dennis Lehane, basado en su relato Animal rescue; Dirección de fotografía: Nicolas Karakatsanis; Montaje: Christopher Tellefsen; Dirección artística: Michael Ahern; Música: Marco Beltrami y Raf Keunen; Diseño de producción: Thérèse DePrez; Producción: Dylan Clark, Mike Larocca y Peter Chernin, para Chernin Entertainment- Fox Searchlight Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: Tom Hardy (Bob); Noomi Rapace (Nadia); James Gandolfini (Primo Marv); Matthias Schoenaerts (Eric Deeds); John Ortiz (Detective Torres); Elizabeth Rodríguez (Detective Romsey); Michael Aronov (Chovka); Morgan Spector (Andre); Michael Esper (Rardy); Ross Bickell, James Frecheville, Tobias Segal, Patricia Squire, Ann Dowd, Chris Sullivan, Jeremy Bobb, James Colby, Mike Houston.
Sinopsis: Mientras pasea por la ciudad, Bob, el encargado de un bar cuyos dueños son unos mafiosos chechenos, encuentra un cachorro herido dentro de un cubo de basura.
Para su segundo largometraje, el director belga Michael R. Roskam se encargó de llevar a la pantalla un relato de uno de los escritores que mejor juego ha dado a Hollywood en el siglo XXI, Dennis Lehane, que asimismo escribió el guión de La entrega. El film no llega al nivel de Adiós pequeña adiós, Shutter Island o Mystic River, pero no por ello deja de ser un notable ejercicio de cine negro contemporáneo.
Si algo ha demostrado Dennis Lehane en sus novelas y guiones para el cine y la televisión es su capacidad para mostrar el lado oscuro de las ciudades del Este de los Estados Unidos, y su muy buena mano para los diálogos. Mucho de esto hay en La entrega, un film sobre perdedores que se resisten a serlo, que se basa en un hecho que ilustra la primera de las características mencionadas de Lehane: en determinadas zonas, los mafiosos que las controlan utilizan los bares (aleatoriamente, para evitar ser cazados in fraganti) como depósitos del dinero negro recaudado durante el día, antes de pasar a recogerlo. Esto resulta tentador para gente como Marv, que regenta un bar que en tiempos fue suyo y perdió por una mala jugada. El camarero jefe del local, Bob, un tipo de pocas palabras que parece andar de puntillas por el mundo, inicia una serie de hechos violentos después de rescatar a un cachorro moribundo de un cubo de basura.
La Norteamérica de Lehane es del todo reconocible: barrios bajos con sus peculiares códigos, paisaje gris, un frío que parece habérsele contagiado a los personajes, maldad, codicia y un puñado de hienas que se reparten, a su manera, las sobras que dejan los grandes depredadores, esos que nunca se dejan caer por esa clase de vecindarios. Cada uno a su modo, pero puede decirse que todos los personajes son desalmados: unos, porque su naturaleza es de esa clase; otros, por pura adaptación al medio. No busquen glamour; eso se quedó en Hollywood. Busquen sordidez, apatía rota por actos de violencia y gentes curtidas en la derrota. De eso, tendrán a paladas. El guión de Lehane, sin ser el mejor que de sus obras ha surgido, es sólido; Roskam dirige con eficacia, pero se echa a faltar la inspiración. El joven cineasta demuestra ser un alumno aplicado, mas no excelente. La puesta en escena posee tan pocos defectos como rasgos notables a resaltar: funciona, pero de un modo un tanto mecánico, característica que puede extenderse al resto de apartados técnicos de la película.
A nivel interpretativo, es lógico que La entrega sea recordada por un hecho lamentable: fue la última película rodada por James Gandolfini, que falleció un mes después de finalizar el rodaje. El film está dedicado al actor italoamericano, y en él, Gandolfini ejerce de gran robaplanos, con esa voz, esa presencia y esos gestos de tipo duro que le hicieron llegar a la cima a través de un personaje memorable, Tony Soprano. Con todo, el protagonista es un Tom Hardy que, como en el resto de actuaciones que le he visto, me convence en todo momento: donde otros son inexpresivos porque no dan para más, él sirve para eso, y para el resto de matices que deben exigírsele a un actor de primera fila. Buena nota también para Noomi Rapace, intérprete de mucha fama a la que confieso no haber visto actuar hasta este film. Fallo a corregir, sin duda. Tampoco desentona Matthias Schoenaerts, actor fetiche de Roskam, ni lo hacen el resto de secundarios.
Algo menos de lo que podría haber sido, algo más que una gran parte del cine actual, La entrega está muy lejos de ser un film de acción al uso: su ritmo es deliberadamente pausado y su historia, del todo creíble. Es, en lo bueno y en lo malo, un film de guión. Concluyo como empecé: un notable ejercicio de cine negro contemporáneo.