EL CAMINO MÁS LARGO. 2016. 88´. Color.
Dirección: Alexis Morante; Guión: Alexis Morante y Raúl Santos; Dirección de fotografía : Carlos García de Dios; Montaje: Alexis Morante; Música: Enrique Bunbury; Producción: Alexis Morante, para 700G Films- La Zanfoña Producciones (España).
Intérpretes: Enrique Bunbury, Jose Girl, Álvaro Suite, Nacho Royo, Jordi Mena, Robert Castellanos, Ramón Gacías, Jorge Rebenaque, Andreu Buenafuente, José Andrés.
Sinopsis: Documental sobre la gira por los Estados Unidos que realizó Enrique Bunbury junto a su banda, Los Santos Inocentes.
El camino más largo es un cuaderno de gira, adornado con reflexiones personales, de uno de los músicos más importantes del rock español, Enrique Bunbury. Justo después de una gira mexicana que finalizó con un multitudinario concierto en el Estadio Azteca, el cantante zaragozano decidió embarcarse en un tour norteamericano que era algo así como una vuelta a los orígenes, a las giras de carretera, salas de conciertos y búsqueda de nuevas audiencias en terreno inexplorado, no sólo por él, sino por cualquier músico español. 29 conciertos a lo largo y ancho de los Estados Unidos dan para mucho, y de eso se nutre la película que firma Alexis Morante.
Bunbury es un músico inquieto, cuya trayectoria está marcada por sus giros estilísticos y sus vaivenes emocionales. Ese afán por no repetirse, y las ganas de acceder al público anglosajón de la única forma posible, desde la base, son los factores que explican este relato con autocar de gira, que el artista afrontó junto a su pareja, su banda, su mánager y su gato. La película alterna imágenes de los conciertos, vivencias de la gira y reflexiones posteriores del propio Bunbury y de sus músicos, que le acompañaban desde su regreso a los escenarios en 2008. El camino más largo se disfruta, es recomendable también para personas que no sean fans del protagonista (personaje lenguaraz y controvertido, muy amigo de ir por libre), pero da la impresión de estar muy filtrado: pese a que aparecen diversos momentos de tensión surgidos durante la gira, éstos son más explicados que vistos. Tengo a Bunbury por un artista honesto, pero nadie es honesto del todo, en especial cuando se trata de mostrar cosas muy íntimas al público.
Subyace la idea de que Bunbury organizó la gira para intentar ir más allá del público latino, que es el que le conoce (y el que acabó comprando la mayoría de las entradas que se vendieron), pues uno de sus objetivos como artista, ya marcado desde su época como líder de Héroes del Silencio, es entrar en lugares hasta ahora vedados al rock español sin cambiar el idioma de sus canciones. Eso, y el pisar ciudades y escenarios de leyenda para quienes se dedican a la música, es lo que explica todo lo que vemos y oímos. Animal de escenario, Bunbury huye de lo cómodo y se mueve por impulsos, que a veces desconciertan a su propio público. No es un tipo fácil, eso está claro. Lo bueno de El camino más largo es que los motivos se explican con profusión. El protagonista se muestra accesible y con ganas de hacerse entender, cosa que se agradece. Alexis Morante cuida la puesta en escena, se nota que el trabajo de montaje ha sido arduo, y el resultado es entretenido y clarificador. Hay, además, buenas canciones, interpretadas por un grupo de músicos muy competentes, y una visión genuina de cómo son los Estados Unidos para los que intentan triunfar allí desde abajo. Por todo ello, El camino más largo consigue ser más que un ejercicio de narcisismo sólo válido para engordar la vanidad del protagonista y valorable sólo por su parroquia.