Y luego dicen que el país, o lo que sea, no ha cambiado en medio siglo. Joder, si ha cambiado. Tanto, que hoy se puede hacer puntería con estatuas de Franco esculpìdas por prestigiosos artistas catalanes (¿ah, pero hubo catalanes favorables a Franco? Mogollón, hijo mío, pero no lo digas en el cole, o te pondrán Formación Ideológica como actividad extraescolar, y créeme, mola más el piano). Es cierto que hacer street art sobre la efigie del Caudillo, en 1966, también era posible, pero había que tener muchos huevos sólo para planteárselo. Pocos lo hicieron, obviamente, y a ellos debemos todo lo ganado desde entonces. Hoy, a favor de obra, pueden tirarse los huevos que se quieran, y así hay quienes hacen ver que, además de tirarlos, los tienen.
100 % d’acord. Vergonya aliena d’aquesta gent ridícula.
És una llàstima, però sembla haver-hi un campionat de fer el ridícul, al qual hi participa tantíssima gent que se´m fa estrany no haver-me assabentat. I sí, la vergonya aliena és un sentiment amb el que hem de conviure amb massa quotidianitat.